La Responsabilidad Social Empresarial (RSE) no es un privilegio para grandes cuentas, sino una "actitud en la gestión empresarial" que considera el impacto humano, cultural y medioambiental de las actividades económicas. "Hay empresas que han demostrado que con siete personas se puede tener un negocio sostenible sin dejar de ser rentable", explicó ayer Rafael Ortiz, director de la consultora de RSE Egesocial, antes de su conferencia de ayer en el Club INFORMACIÓN, Ética y pragmatismo en la gestión empresarial. La gestión total.

En el acto, que contó también con la intervención de Roberto Ballester, gerente de la Fundación Étnor, Ortiz resaltó que esta estrategia o actitud empresarial no es "hacer cosas diferentes a las que hace nuestra empresa", si no que se trata de "integrar intereses empresariales y bien común". Puso como ejemplo una pyme de siete personas, Excavaciones Javierre: "reutilizan el escombro para construir; recuperan materiales que ya supusieron un desgaste paisajístico en canteras y un gasto energético y cuyo desecho tendría impacto medioambiental".

Para él, "la desaparición de la ética en la empresa" por abrazar el pragmatismo "conduce a crisis de sistema como la que estamos sufriendo ahora".