Ángel de Cabo no es una persona confiada. La investigación judicial ha revelado que ocultaba gran parte de su patrimonio en sociedades en las que ni siquiera figura como administrador. Pero al frente de las mismas no hay abogados de prestigio ni empresarios amigos capaces de vaciar la caja en un arrebato de avaricia. El fontanero que derivó en liquidador de empresas confiaba esa labor de pantalla a su propia mujer, María Consuelo Garrido Ortiz, a su cuñado Teodoro (Theo) Garrido, su secretaria Susana Mora (en libertad tras pagar 3.000 euros de fianza) o a personas como el jardinero de la urbanización donde vivía. Sabía que no iban a traicionarle. Iván Losada era su hombre de confianza con capacidad ejecutiva.

Muchas de estas personas han acompañado a De Cabo desde sus inicios en el universo empresarial y otros terminaron a sus órdenes tras compartir negocios, como Carmelo Estellés Giménez, constructor muy conocido en Mislata. Su grupo empresarial familiar, Viuda de Carmelo Estellés, entró en concurso voluntario de acreedores en el año 2006. Ahora el juez Eloy Velasco le sitúa como uno de los testaferros del entramado de De Cabo y le señala como fiduciario de varias sociedades del "liquidador" en paraísos fiscales como Chipre o Liechtenstein.

Aunque las crónicas le señalan como un humilde fontanero que ha llegado a tener bajo control uno de los mayores grupos turísticos de España, Marsans, lo cierto es que la empresa de fontanería de Ángel de Cabo participó incluso en la construcción de la Torre de Francia, promovida por ACS en la avenida de Valencia del mismo nombre. En el año 1990, ya circulaba por las carreteras de la Comunidad Valenciana en un Audi descapotable gracias a una promoción de viviendas en la que participó en Alfàs del Pi.

Sin embargo de Cabo fue descubriendo que comprar empresas en quiebra y hacer el trabajo sucio que no querían sus antiguos propietarios podía ser más lucrativo. La mecánica solía seguir siempre el mismo guión. Compraba la sociedad en problemas por una cantidad irrisoria y declaraba el concurso de acreedores. Cuando los administradores concursales trataban de tomar el control para planificar los convenios con los acreedores ya apenas quedaban bienes que repartir. Omega Urbacivil, de Alicante, Vías Canales y Puertos, de Jerez, o la leonesa Teconsa precedieron a Marsans y Nueva Rumasa.

Traspaso de un Rolls para evitar el embargo

Travel Group intentó en 2010 cobrar el dinero que le debía Marsans y pidió al juez que embargase un Rolls Royce modelo Phantom, propiedad de Díaz Ferrán. El coche estaba valorado en 500.000 euros. El juez ordenó el embargo de ese vehículo, pero entonces Díaz Ferráan comunicó al juzgado que el lujoso coche ya no era suyo. Según informó ayer el País, la empresa patrimonial que comparte con su mujer, Inversiones Grudisan, vendió el coche por 232.000 euros en junio de 2010 a Munari Negocios, administrada por un supuesto testaferro de De Cabo. REDACCIÓN