El cierre de los mercados financieros de este pasado miércoles, tanto de la bolsa que concatenó otra importante subida como la prima de riesgo que acabó en mínimos de los últimos 6 meses, reflejan una situación económica que nada se asemeja a la “tormenta perfecta” que sufríamos este verano. ¿Han cambiado tanto las cosas? La realidad es que en el “fondo”, NO, se han puesto en marcha nuevas medidas que como ya se advierte desde los principales organismos económicos internacionales llevarán a una mayor contracción económica, mientras se avanza en la reforma financiera pero con obstáculos y dudas, como estamos viendo con las condiciones de la ampliación de capital del Banco Popular o la ruptura en la fusión de Ibercaja y Liberbank.

Pero lo que sí han cambiado son las “formas” y el convencimiento total por parte de instituciones y mercados de una petición de rescate inmediato, es más se pide directa o indirectamente que se formalice a la mayor brevedad posible. Moody’s lo ha hecho, no rebajando el rating de la Deuda española al dar por seguro una pronta formalización del rescate, una advertencia clara de que en el caso de no pedir la ayuda a la Unión Europea, se rebajaría la nota de nuestra Deuda hasta la calificación de bono basura, un peso inasumible para la economía española. En este contexto, el FMI ha vuelto a recalcar la necesidad de que tanto Italia como España formalicen ya la petición del rescate a la mayor brevedad posible.

¿Un rescate virtual?

El momento, parece el más adecuado políticamente para la toma de esta decisión. Por un lado, este domingo son las elecciones en Galicia y País Vasco, y la influencia de una petición de rescate en las elecciones de Cataluña de finales de noviembre parecen limitadas. Pero principalmente, en estas semanas se ha negociado para buscar fórmulas que diferencien claramente el rescate de España de los ya formalizados en Grecia, Portugal o Irlanda. Es el coste de ir negando continuamente la necesidad de ayuda y de la importancia de la economía española dentro de la zona Euro. Por ello, el mecanismo que parece que se va a elegir es pedir el rescate sin usar los fondos que estarían disponibles como Línea de Crédito, pero con esta petición, el Banco Central Europeo podría actuar comprando deuda y rebajando la prima de riesgo.

¿Significa que no habrá coste? Lo habrá por dos vías. Si el BCE exige que para la compra masiva de Deuda, se pida formalmente el rescate, significa que entraremos en un mecanismo de control más rígido que puede llevar a nuevas medidas restrictivas, pero también, la compra de Deuda en si tiene un importante coste implícito, en este caso duro para la economía al usarse como mecanismo de compra (muy subrayado por el BCE) que estas sean esterilizadas. Es decir, cuando se compran bonos por la autoridad monetaria, se inyecta dinero en el mercado, pero como el BCE (encabezado por el ala dura alemana) no quiere que genere subidas de precios, se tiene que retirar dinero de otro y solo hay dos opciones, o subiendo tipos de interés, y la tendencia actual es de bajada, o haciendo que los bancos suban sus reservas prestando menos dinero.

En un entorno en el que no hay mucho dinero en circulación ya que los bancos ya de por si están siendo restrictivos en la concesión de crédito, y somos más pobres, ya que la renta (y el ahorro) no deja de caer en los últimos meses, esta modalidad de rescate es un coctel muy peligroso que hay que tratar con cuidado.

La urgencia de aprovechar los beneficios del rescate

Y este cuidado es aprovechar el beneficio que conlleva recibir esta ayuda, descenso de la prima de riesgo y por tanto de lo que pagará el Estado por su Deuda, una cifra mareante para el 2013 en la que se estiman 10.000 millones más en pago de intereses que en 2012. Si se consigue bajar la prima de riesgo, esta factura se abarataría de forma muy importante, y por tanto sería más fácil conseguir el objetivo del déficit. Por ello, con una economía en contracción, es necesario que se destine parte de lo ahorrado a políticas de crecimiento, si no, nos encontraremos con una economía saneada pero deprimida, que le costará mucho llegar a la senda del crecimiento y la recuperación. Por ello, es necesario más que nunca que las decisiones de rescate se tomen pensando en el beneficio económico del país, el déficit cero es un objetivo importante, pero siempre que no se pierda una perspectiva global sobre los problemas económicos del país.

Antonio Gallardo, iAhorro.com, analizamos tus finanzas personales