El proyecto de Jose Piñero arrancó desde cero hace ahora veinte años con el objetivo de aportar un enfoque diferente a la creación de espacios interiores. Un negocio que ha ido creciendo a golpe de creatividad y que, a día de hoy, da trabajo a un equipo de treinta profesionales especializados en diferentes disciplinas como la pintura, la escultura o el modelaje. Con su cuartel general en la localidad de Alcoy, la pequeña infraestructura inicial de "El Taller de Piñero" ha dado paso a lo largo de estos años a un conjunto de cinco naves de trabajo, o lo que es lo mismo, 3.000 metros cuadrados en los que nacen multitud de proyectos que dan vida a restaurantes, locales de ocio e incluso piezas destinadas a su aparición en películas, recreando desde un teatro antiguo hasta la estética de un galeón pirata. Pese al buen rumbo del negocio en la actualidad, las turbulencias de la crisis pusieron hace un par de años en alerta al impulsor de esta idea y con ella la ampliación de horizontes hacia el extranjero. Una opción que ha traído ofertas interesantes para la empresa en mercados europeos en puntos como Suiza o Francia y la posibilidad de dar el salto a Estados Unidos, escenario con el que la mercantil está ahora en negociaciones para exportar su trabajo.