La última asamblea de la CAM rechazó ayer mayoritariamente la amortización de las cuotas participativas por cero euros, como proponía en Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) en el séptimo punto del orden del día de una reunión que duró más de cuatro horas y media y a la que asistieron 94 consejeros generales de los 180 que forman este órgano.

Esta negativa -63 votos en contra de la propuesta del Fondo, 14 a favor y 17 abstenciones- abre paso a que la caja desaparezca, tras 137 años de historia, y comience su proceso de liquidación en los próximos días, una vez que la negativa a reducir el valor de los títulos a cero euros bloqueó la votación de la conversión de la caja en fundación de carácter especial, como advirtieron los administradores a los consejeros, según aseguraron algunos de los asistentes.

Este hecho dejaba en el aire el futuro de los proyectos sociales y culturales. Sin embargo, la solución que plantearon los propios interventores en la reunión fue que, una vez liquidada la caja, "el patrimonio de la Obra Social puede pasar a una fundación ya existente, que en este caso podría ser la Fundación Cultural CAM", según explicaron algunos consejeros, entre ellos el representante del sindicato CGT, Carlos Navarro.

La mayoría de los convocados cumplió su palabra de votar en contra de amortizar las cuotas, un rechazo que días atrás también habían promovido tanto el PP como el PSOE. "No queremos que sea la asamblea la que asuma esa responsabilidad"; "hay que pagar a los afectados", coincidían a su salida muchos de los consejeros, entre ellos el presidente de la comisión de control, Juan Ramón Avilés, el empresario y presidente de la Cámara de Comercio, Jose Enrique Garrigós, así como el exvicepresidente tercero de la CAM Armando Sala, quien, al igual que Garrigós fue duramente increpado por un grupo de "atrapados" por cuotas participativas y participaciones preferentes que se encontraban en el exterior protestando y "exigiendo justicia", como rezaban algunas de sus pancartas.

Sin solución para las cuotas

No obstante, el rechazo a la amortización no da una solución, ni aclara el futuro de las cuotas, que adquirieron unos 54.000 ahorradores cuando salieron a Bolsa en julio de 2008. Según fuentes financieras, ahora mismo éstas se encontrarían en un limbo, suspendidas de cotización y sin ningún valor. Y es que en torno al futuro de los títulos se ciernen todavía algunas incógnitas.

La diputada de Compromís por Alicante, Mirella Mollá, planteaba ayer mismo que sea el Fondo de Garantía de Depósitos (FDG) "el que pague a los "atrapados" por las cuotas, al igual que se rescata a los bancos". La dirigente de Compromís, que se acercó al inicio de la asamblea para apoyar al centenar de afectados que protestaban en la calle, admitió que en estos momentos no existe esa posibilidad legal, pero exigía que se buscase una vía para hacer las modificaciones pertinentes para que sea el FDG quien compense a los pequeños ahorradores que han perdido toda su inversión.

Comunicación a la CNMV

De los quince puntos del orden del día de la asamblea no se votaron la mayoría y el de la amortización de las cuotas fue rechazado. Por contra, los consejeros sí dieron su voto favorable al punto relativo a las cuentas anuales de 2011 y a la renuncia de las autorizaciones administrativas para operar como entidad de crédito y como caja de ahorros. En un hecho relevante comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la entidad informó posteriormente del resultado de la asamblea. En el caso de las cuentas de 2011, se informa de que éstas arrojaron unas pérdidas de 1.800 millones, de los que 1.563 se imputaron al resto de reservas; 113,8 millones, a la prima de emisión; 119,9 millones, con cargo a las cuotas participativas y fondos asociados y tres millones, al fondo de dotación.

Según la nota, ahora quedan pendientes de aplicación unas pérdidas de 192.000 euros. La caja informa, asimismo, de que tampoco quedó aprobada la gestión del consejo de administración del año 2011.

Como consecuencia de la negativa a amortizar las cuotas, "no ha podido ser sometido a la asamblea la propuesta relativa a la transformación en fundación de carácter especial", añade la comunicación. Y sobre la amortización, informa de que "pese a que como consecuencia de la aprobación por parte de la asamblea de las cuentas anuales y la aplicación del resultado (pérdidas), el valor de la totalidad de las cuotas emitidas por la caja resulta ser cero, no se ha aprobado su amortización ni, por tanto, la exclusión de cotización de las mencionadas cuotas participativas".

Y en el último punto, también se advierte de que "no se ha acordado la disolución y liquidación de la caja en los términos propuestos en el punto 11. No obstante, dada la aprobación del acuerdo de renuncia a las autorizaciones administrativas referido (para operar como caja), es previsible, que en próximos días queden revocadas dichas autorizaciones y, como consecuencia de ello, se produzca la disolución y se inicie el periodo de liquidación de la caja en los términos previstos por la legislación vigente".

Pasadas las 16.30 de la tarde finalizaba la última asamblea de Caja Mediterráneo, después de cuatro horas y media. No hubo tensión, pero sí muchas intervenciones, según distintos consejeros. Entre otras, las del presidente de las de Juan Ramón Avilés, Armando Sala o Gaspar Hernández, quienes han insistido en los últimos días que la asamblea "no podía asumir la responsabilidad de amortizar las cuotas". Otros, incluso, se cansaron antes de acabar. "harto", decía uno y "porque me voy al médico", decía otro. Eso sí, la mayoría de los que salieron antes de finalizar la reunión lo hicieron una vez que habían votado su rechazo a la reducción a cero del valor de las cuotas. No asistieron los miembros de la cúpula de la entidad que sí eran consejeros generales, como el expresidente Modesto Crespo.