La concesión de nuevos créditos hipotecarios volvió a desplomarse en Alicante durante el pasado mes de febrero y ya acumula una caída del 90% sobre los máximos que alcanzó en el año 2007, según los datos difundidos ayer por el Instituto Nacional de Estadística. Durante el citado periodo, las entidades financieras apenas prestaron a sus clientes de la provincia 148 millones de euros frente a los más 1.373 millones que les fiaron hace cinco años, lo que pone de manifiesto la mala situación económica que atraviesa la provincia y, sobre todo, la negativa de los bancos a asumir nuevos riesgos y su necesidad de reducir su propio endeudamiento.

En total, en febrero se registraron 2.160 nuevas hipotecas, de las que sólo 1.142 fueron sobre viviendas (lo que supone un descenso del 40% sobre las cifras del año anterior, que ya eran muy bajas) mientras que el resto fueron sobre terrenos rústicos, oficinas, locales comerciales o plazas de garaje. Muy lejos quedan ya las cifras de los años de la burbuja inmobiliaria, cuando se superaban las 10.000 operaciones mensuales en la provincia.

Igualmente, también sigue cayendo el importe medio de los créditos que, en el caso de la viviendas ya apenas supera los 82.000 euros frente a los 93.753 euros del año pasado o los 123.000 que prestaban las entidades para comprar una casa en el año 2007. La conjunción de ambos factores -menos préstamos y de menor cuantía- es lo que ha provocado que el volumen total de dinero prestado por las entidades se haya reducido hasta los 148 millones antes citados desde los 322 de febrero de 2011 o los 1.373 de hace cinco años.

Desde las entidades financieras y desde las instituciones que las representan -como la Asociación Hipotecaria Española- se insiste en que el problema es la falta de "demanda solvente". Es decir, de ciudadanos en condiciones de hacer frente al pago de las cuotas. Sin embargo, los profesionales del sector inmobiliario lo niegan y aseguran que son los bancos los que tienen problemas y los intentan solucionar restringiendo la financiación. "Claro que hay demanda y se está acumulando. Se siguen creando familias, hay gente que cambia de ciudad, gente que se divorcia... Lo que no hay son créditos", asegura la presidenta del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Alicante, Marifé Esteso.

La única forma de vencer las reticencias de las entidades sigue siendo la de adquirir una de las viviendas que ellas mismas ofertan pero, en este caso, el problema es el coste. A pesar de los llamativos descuentos que muchas de ellas ya publicitan, los precios medios siguen estando demasiado altos para el tipo de inmuebles que tienen en cartera -generalmente de baja calidad, muy antiguos o ubicados en barrios degradados- en opinión de Esteso. "Mucha gente se interesa y acaba renunciando porque cree que el piso ya no vale lo que piden los bancos. Tienen que bajarlo más si realmente quieren deshacer el atasco que tienen", sostiene la presidenta de los API alicantinos.

Demasiado endeudadas

Pero el verdadero motivo de la restricción crediticia, según reconocen en privado fuentes del sector, es que bancos y cajas, al igual que las familias o las administraciones, también necesitan reducir su nivel de endeudamiento. Durante los años de expansión las entidades pidieron mucho dinero prestado a los mercados mayoristas y a los bancos europeos y ahora, con la subida de la prima de riesgo, estos préstamos resultan más caros de mantener.

Por eso también las propias entidades españolas están incrementando el interés que cobran en las pocas hipotecas que conceden. Así, prácticamente ya no se pueden encontrar diferenciales por debajo del 1% y lo habitual es exigir un 1,5 o un 2%.