La asamblea general de Ruralcaja ha aprobado este martes por unanimidad la fusión con Cajamar, que será efectiva en mayo o junio, con la intención de construir un modelo abierto para el resto de cajas rurales españolas y crear una entidad de mayor dimensión y eficiencia.

Ruralcaja aporta a la nueva entidad, Cajas Rurales Unidas, "un territorio estratégico", con una cuota relativamente elevada aunque es necesario incrementar, en concreto en la provincia de Alicante, según su director general y del grupo CRM, Juan Antonio Gisbert.

Cajas Rurales Unidas tendrá un volumen de negocio de 63.559 millones de volumen de negocio, 38.000 millones en activos, una solvencia del 12,33 %, 968.851 socios, 3,3 millones de clientes, 6.352 empleados y 1.465 oficinas.

En la asamblea han asistido 107 delegados y 22 miembros del Consejo Rector de la caja valenciana, que han aprobado también la propuesta del nuevo consejo, en el que Eduardo Ferrer, presidente de Ruralcaja, será copresidente de la nueva entidad, y Gisbert, consejero delegado, además de otros cuatro miembros.

Gisbert ha destacado que se trata de una gran operación de concentración que beneficia a todos -a socios, clientes y trabajadores- y que debe ser "no un punto de llegada, sino de partida" para liderar nuevas operaciones de fusión que transformen el sector y, de hecho, alguna entidad ya se ha interesado por el nuevo grupo.

Ruralcaja mejorará con esta operación sus ratios de productividad, actualmente más bajos que los de Cajamar, y de rentabilidad.

Ha recordado que la fusión con Cajamar es "la mejor de las opciones" después de estudiar "un mapa completo de alternativas" y tras el rechazo de algunas de las entidades más representativas del sector a la propuesta del presidente de Ruralcaja a la Asociación Española de Cajas Rurales para abrir un debate con el fin de constituir un grupo consolidable de entidades con el Banco Cooperativo Español de cabecera.

Gisbert ha calificado de "incomprensible y desaconsejable la reiterada falta de acción en el ámbito de la AECR", y de ahí que la caja decidiera emprender movimientos corporativos.

La relación que establecerá a partir de ahora Ruralcaja con la AECR dependerá, ha dicho, del marco de relación de la nueva entidad, y ha reconocido que hay un proceso pendiente de conversaciones.

El director general ha reconocido que la caja, la segunda caja rural española, es "pequeña, muy pequeña" y está obligada a ganar tamaño como única fórmula posible de sobrevivir, pero aporta a la fusión una "sólida posición de franquicia" en una región "de potencial" y el refuerzo de los vínculos con el mundo agroalimentario y el cooperativismo.

Con la sede social en Almería y una subsede operativa en Valencia, que tendrá también una parte significativa de los servicios centrales de la nueva entidad -aproximadamente la mitad- y la dirección territorial, Cajas Rurales Unidas mantendrá las actuales marcas en las redes de oficinas al menos hasta el 30 de junio de 2014, aunque en algún territorio podría convenir unificarlas.

En la Comunitat Valenciana la marca será Ruralcaja, respetando los acuerdos previos que tenga Cajamar con Caja Campo.

Además, Gisbert ha explicado a los periodistas que la denominación social no será la marca, una cuestión cuyo debate no comenzará hasta 2014.

La pasada semana Cajamar y Ruralcaja firmaron un acuerdo de garantías laborales con las secciones sindicales de CCOO, UGT y CGT, un acuerdo de mínimos por el que ningún trabajador perderá derechos ni salarios con la fusión y no se tomarán decisiones unilaterales por parte de la empresa, es decir, sin pactar con los sindicatos, han explicado fuentes de la caja.

Una vez aprobada la fusión de ambas entidades, se inicia el proceso para la unión del Grupo Cooperativo Cajamar y Grupo CRM, que tendrá 3.325 millones de recursos propios computables, 1.640 oficinas, 7.086 empleados y un coeficiente de solvencia del 12,41 %.

La entidad establecerá un calendario de homologación de las condiciones de los empleados, que serán pactadas.