La Comisión Europea aprobó ayer imponer una tasa a las transacciones financieras en la UE, que generará unos 55.000 millones de euros, pero a cuya introducción se oponen de manera frontal países como el Reino Unido. El presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso, anunció la medida ante el pleno del Parlamento Europeo, donde explicó que la contribución de la banca a la resolución de la crisis es una cuestión de "justicia", sobre todo cuando el sector ha recibido ayudas y garantías de los contribuyentes por valor de 4,6 billones de euros en los últimos tres años. El nuevo impuesto, que la CE espera poder introducir en 2014 o incluso antes, sería como mínimo del 0,1% para la compraventa de obligaciones y acciones y del 0,01% para los derivados, aunque los Estados miembros podrían aplicar tipos más elevados si lo desean.

Bruselas propone que la medida se aplique a todas las transacciones de instrumentos financieros entre entidades cuando al menos una de ellas esté establecida en la UE y con independencia de si se realizan en mercados organizados o extrabursátiles. Quedarían exentas todas las transacciones en las que intervengan clientes particulares o pymes, así como las operaciones de cambio de divisa al contado y la obtención de capital por empresas o por organismos públicos mediante la emisión de obligaciones y acciones en el mercado primario.

Reino Unido, Bélgica, Chipre, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Polonia y Rumanía ya aplican impuestos similares, pero la CE quiere armonizar la medida en toda la UE. Las decisiones sobre fiscalidad requieren en la UE un respaldo por unanimidad, lo que complica la aprobación de medidas, y en este caso los Veintisiete están muy divididos. Desde Reino Unido ya se advirtió ayer de Londres sólo aceptaría aplicar esta tasa si se impone a "nivel global", algo que parece bastante improbable por el rechazo que genera la idea en EE UU. El BCE también se ha venido mostrado contrario a la tasa, como se reflejó en su último Informe de Estabilidad Financiera, porque teme su impacto en las condiciones del mercado financiero y su capacidad para la generación de ingresos. La medida será ahora debatida por los países de la UE, que antes de pronunciarse deberán tener en cuenta el dictamen del Parlamento Europeo (PE).

Por otra parte, el pleno del PE aprobó ayer también un plan de gobernanza económica europea, la receta de la CE para salir de la crisis y que prevé sanciones para los países de la eurozona que no cumplan con los objetivos de déficit y deuda.

Por otra parte, mientras en Grecia se registraba otra jornada de huelga -esta vez del transporte público-, los inspectores de la CE, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional anunciaron que regresarán inmediatamente a Atenas para retomar la quinta revisión del cumplimiento del programa de ajuste y de reformas griego. Además, el Eurogrupo -formado por los 17 países de la zona del euro- mantendrá en octubre una reunión extraordinaria para decidir si desbloquea el sexto tramo de ayuda a Grecia, que asciende a 8.000 millones.

Y mientras esta decisión se retrasa, el primer ministro de Portugal Pedro Passos Coelho, afirmó que no se puede "excluir" un refuerzo del programa de ayuda externa a su país si algún miembro de la eurozona entra en incumplimiento financiero. Finlandia, por su parte, ratificó ayer la ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera.

En la jornada de ayer la mayoría de las bolsas europeas se movieron en negativo. La española bajó un o,61% y descendió del nivel de los 8.500 puntos. Por otra parte, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, volvió a criticar ayer a los países europeos por no haber hecho lo suficiente para reparar la debilidad de su sector financiero, manteniendo así sus presiones sobre los líderes de la eurozona para que solucionen la crisis de deuda soberana en la región.

La economía española se estanca

El útimo boletín del Banco de España habla de "atonía" en la economía española, con un consumo que no repunta y con caídas de la confianza de los consumidores y de los comerciantes minoristas. El turismo, en todo caso, va bien, con un "elevado dinamismo" y con un "notable" aumento de la llegada de turistas. Y aunque el empleo no remonta, y han caído los afiliados a la Seguridad Social, el contrato de fomento del empleo estable, que indemniza en 33 días por año en caso de despido, podría facilitar una "cierta recuperación" en el futuro.

Ni el consumo privado ni la inversión tirarán de la economía en los próximos meses. Estas son algunas de la conclusiones del último Boletín Económico de la entidad emisora, que no es nada optimista. Al contrario, no solo no ve perspectivas de crecimiento en la economía, ni tampoco entre la confianza de consumidores, sino que también registra una "pausa" en la moderación de la destrucción de empleo, es decir que se vuelve a echar gente de las empresas al ritmo de antes. OTR/PRESSmadrid