El Ibex ha saldado la sesión con un avance del 0,61% y se ha mantenido en la cota de los 8.300 puntos después de que la reunión del Ecofin no diera a luz a una medida contundente para arrancar el segundo plan de rescate de Grecia, lo que ha conducido las ganancias semanales hasta el 6%.

BBVA y Endesa han impulsado al selectivo madrileño, con sus subidas del 1,71% y del 1,31%, respectivamente, con el respaldo de Telefónica (+0,79%), mientras que el Santander ha sellado la jornada en tablas, y han acabado en rojo Repsol (-0,18%) e Iberdrola (-0,12%).

Pese a la falta de avances en la primera jornada del Ecofin en Polonia y la coincidencia de vencimientos de futuros, los inversores mantienen un cauto optimismo a la espera de las conclusiones de la segunda reunión que los ministros de Economía celebran mañana. Las principales bolsas europeas también han optado por las compras.

En este escenario, la prima de riesgo de España, el sobrecoste del bono español a diez años respecto al 'bund' alemán, ha recalado en 344 puntos básicos, mientras que la italiana ha logrado relajarse en mayor medida, hasta 363 puntos, tras superar los 400 en la semana.

El Ecofin ha enfriado la euforia que los principales bancos centrales del mundo insuflaron ayer a los mercados al anunciar una inyección de liquidez en dólares, y que le hicieron ganar al Ibex más de un 9% en tres días, casi todo lo perdido durante el mes de agosto.

Finlandia ha mantenido su veto al segundo rescate de Grecia por la exigencia de avales que garanticen su contribución en caso de impago de Atenas y tampoco se ha desbloqueado la ayuda urgente de 8.000 millones que los griegos necesitan para no suspender pagos en octubre.

Además, los responsables europeos han desoído la presión del secretario del Tesoro estadounidense, Tim Geithner, que por primera vez ha participado en la reunión del Eurogrupo, para ampliar el fondo de rescate de 440.000 millones.

La semana que viene, los inversores, muy centrados en los problemas de deuda en el Viejo Continente, también pondrán sus ojos al otro lado del Atlántico, donde la Reserva Federal estadounidense (Fed) podría adoptar alguna medida monetaria expansiva.