"España no puede permitirse en estos momentos que la subasta de la CAM quede desierta". Así de contundente se expresaba ayer el responsable de una importante entidad financiera, que prefiere guardar el anonimato, y que asegura que nuestro país se convertiría de nuevo en el centro de todos los ataques en los mercados. "Sería como admitir que no se ha podido completar la reforma del sistema financiero, pondría en cuestión nuestra credibilidad", insistía la citada fuente, convencida de que el Banco de España hará todo lo necesario para conseguir un comprador.

Pero lo cierto es que, con las Bolsas por los suelos, la gran banca española -Santander y BBVA- no parecen muy dispuestos y la capacidad de presión de Miguel Ángel Fernández Ordoñéz para forzarles a que se la queden también es limitada. Podría conseguirlo apelando a lo mucho que se juega todo el sistema pero el castigo que recibiría cualquiera de los dos gigantes en los parqués sería enorme. Por eso cobra fuerza la hipótesis de que el adjudicatario sea una caja. La fusión de las cajas vascas podría ser una opción, pero es la Caixa la que tiene el músculo necesario para absorber a la CAM. También se baraja la posibilidad de que entre en la puja algún banco extranjero.