El temor a una quiebra de Grecia ya se ha convertido en un pánico incontrolable que amenaza con no abandonar los mercados a corto plazo. Las bolsas europeas, en especial la francesa, volvieron a desmoronarse; la prima de riesgo de España e Italia se disparó a niveles anteriores a la intervención del Banco Central Europeo con la compra de deuda de estos dos países y el euro volvió a devaluarse. La eurozona está encadenando las jornadas negras con una frecuencia que cada vez resulta más peligrosa, a cuenta de la tragedia griega y de la inoperancia de los países de la zona euro para establecer una política económica común.

La reunión de la canciller alemana Angela Merkel y del presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, celebrada ayer en Berlín tampoco tuvo el efecto balsámimco deseado, a pesar de instar a todos los países de la eurozona a tener ratificada antes de septiembre la reforma que flexibiliza el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera, una herramienta para afrontar con mayores garantías la crisis del euro y conseguir una moneda estable.

Sin dinero para pagar pensiones

Las alarmas sobre una posible quiebra griega se vieron amplificadas por las declaraciones del secretario de Estado de Finanzas griego, que en un intento de presionar a la "troika" -Banco Central Europeo (BCE), Fondo Monetario Internacional (FMI) y Comisión europea (CE)- para que de el visto bueno de forma urgente al sexto tramo del rescate -8.000 millones de euros-.El alto cargo declaró que el Ejecutivo heleno sólo tenía dinero para pagar los sueldos de los funcionarios y las pensiones hasta octubre. Unas declaraciones que dejaron en segundo plano el anuncio por parte del Gobierno griego de la creación de un nuevo impuesto sobre la vivienda, parecido al Impuesto de Bienes Inmuebles Español (IBI), que oscilará entre los 0,5 y 10 euros por metro cuadrado y que permitirá recaudar alrededor de 2.000 millones con los que tratarían de corregir el elevado déficit que soportan sus paupérrimas arcas públicas.

También ayer, el primer ministro heleno, Yorgos Papandreu, anunció que tanto él como altos cargos de la judicatura, prefectos y alcaldes van a contribuir con un sueldo íntegro mensual para tratar de cumplir con las exigencias.

"Hemos recorrido mucho camino y no es posible que en el sprint final no aseguremos que se cumplirá con el acuerdo", dijo a su grupo parlamentario.

Llamadas a la tranquilidad

El presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, y el del BCE, Jean-Claude Trichet, salieron en defensa de estas últimas medidas y se mostraron convencidos de que Grecia va a terminar cumpliendo, unas palabras que también cayeron en saco roto en unos mercados convencidos precisamente de lo contrario, de que no va a poder cumplir y está abocada a la bancarrota.Las bolsas europeas se desplomaron, encabezadas por la francesa. El Ibex 35 perdió un 3,41 %, marcando un nuevo mínimo anual al quedar en los 7.640 puntos.

Pero el mayor batacazo se lo llevó la bolsa francesa: París se dejó un 4,03 %, arrastrada por sus entidades financieras: BNP cayó un 12,35% y Société Générale y Credit Agricole un 10% cada una. La elevada exposición de Francia y sus bancos a la deuda griega -tienen 46.000 millones de euros, aproximadamente el 35 % del total- no pasó desapercibida para los inversores. De hecho, el economista jefe del banco danés Saxo Bank, Steen Jakobsen, echó más leña al fuego señalando que si se produjera la quiebra de Grecia, la banca europea necesitaría 2 billones de euros para recapitalizarse.

La exposición de la banca

Inmediatamente después salió a escena el presidente del Banco de Francia, Christian Noyer, para defender la solvencia de las entidades financieras galas: "Sea cual sea el escenario griego (...) los bancos franceses tienen medios para hacerle frente porque no tienen problemas de liquidez ni de solvencia". Los bancos alemanes también se vieron salpicados por los rumores sobre Grecia. En la caída del 2,27 % de Francfort tomaron relevancia los descensos del Deutsche Bank y Commerzbank, de un 8%. En España, el BBVA volvió a ceder un 5,34 % y el de Santander un 4,69 %.

Pero si el castigo fue elevado para las bolsas y el euro, cuyo cambio bajó hasta 1,36 dólares, no lo fue meno para la deuda española e italiana, cuyas primas de riesgo escalaron hasta valores anteriores a la intervención del Banco Central Europeo. La española cerró a 357 puntos básicos, con lo que su rentabilidad en los bonos a diez años subía hasta el 5,31 %, frente al 1,74 % de Alemanía. En el caso de Italia, pasó de los 365 a los 384 puntos al cierre.

mercados

El BCE compró 13.960 millones de deuda

El Banco Central Europeo (BCE) informó ayer de que compró la semana pasada deuda por valor de 13.960 millones de euros y retirará hoy liquidez del mercado para evitar que suba la inflación. Algunos operadores aseguraron que la mayor parte de la deuda comprada es de España y de Italia, lo que no impidió que ayer volviera a repuntar a niveles anteriores al inicio de las compras.

El BCE llevará a cabo hoy, según anunció, una subasta para retirar 143.000 millones de euros, cantidad redondeada que corresponde a la deuda adquirida hasta ahora. La entidad monetaria ofrecerá a los bancos un interés máximo del 1,5 % por la liquidez.

El BCE comenzó a comprar el pasado 8 de agosto deuda soberana de España e Italia para frenar movimientos especulativos que dispararon la prima de riesgo de estos países por encima de 400 puntos básicos y la rentabilidad de los bonos por encima del 6 %. Algunos miembros del comité ejecutivo y del consejo de gobierno del BCE se oponen a este programa de compra de deuda soberana, que inicialmente ayudó a países pequeños como Grecia, Irlanda y Portugal, por considerar que la entidad monetaria asume responsabilidades fiscales que no le corresponden. El pasado viernes, precisamente, el economista jefe del BCE, el alemán Jürgen Stark, presentó su dimisión al presidente, Jean-Claude Trichet, alegando razones personales, aunque era conocida su oposición a la compra de deuda soberana. efe francfort