Modesto Crespo no sólo pasará a la historia como el último presidente de la Caja del Mediterráneo, sino también como el primero que cobró un sustancioso sueldo por ejercer un cargo que, en principio, únicamente es representativo.

A pesar de haber llegado al cargo después del estallido de la crisis económica y con la caja en una situación de debilidad extrema, Crespo se aseguró, poco después de tomar posesión como presidente, en junio de 2009, una asignación económica anual de 300.000 euros, cantidad que fuentes de la entidad financiera aseguraron ayer que ha ido creciendo en los dos últimos ejercicios hasta situarse en los 380.000 euros anuales, aunque éste último dato no ha podido ser contrastado por este periódico.

Para evitar la polémica, puesto que la presidencia de la CAM no es ejecutiva y, por tanto, no tiene por qué llevar aparejada ninguna retribución, Crespo utilizó la añagaza de cobrar a través de una de las sociedades creadas por la entidad, concretamente TI Participaciones.

La CAM mantuvo durante años la política de que a los consejos de las empresas en las que participaba acudieran en su representación directivos de la entidad. Las indemnizaciones por la pertenencia y asistencia a esos consejos eran reintegradas por los directivos a la caja, aplicando el principio de que el ejecutivo de la entidad ya tenía un salario y cuando acudía a algún consejo lo hacía como representante de la CAM y no necesitaba cobrar ningún plus por ello.

Sin embargo, con el fin de contentar a los miembros del consejo más combativos, la norma fue flexibilizándose y algunos consejeros importantes fueron sustituyendo a directivos en distintas empresas e ingresando esas dietas en sus cuentas y no en las de la caja.

Pero el sistema nunca había sido aplicado a los presidentes. Ni Román Bono ni Vicente Sala quisieron cobrar nunca cantidad alguna por representar a la caja en ningún consejo, sino que cuando por razones de conveniencia de la propia entidad les correspondía ocupar plaza en alguno de los órganos de gobierno de esas sociedades se aplicaban a sí mismos idéntica fórmula que regía para los directivos y reintegraban lo cobrado a la caja. De hecho, según las fuentes consultadas, en el último ejercicio en que Vicente Sala presidió la CAM por asistencia a reuniones de este tipo de otras empresas en las que la caja tenía participación le correspondía percibir más de medio millón de euros, cantidad a la que renunció para que se reintegrara a la entidad.

La llegada, en junio de 2009, de Modesto Crespo a la presidencia alteró definitivamente el sistema. Fuentes del consejo señalaron que Crespo empezó por dirigirse al entonces vicepresidente Antonio Gil Terrón para quejarse de que llevaba en la caja dos años sin cobrar ni un euro, a lo que éste, según las mismas fuentes, le respondió que él llevaba ocho sin percibir cantidad alguna (Gil Terrón ni siquiera aceptaba los viajes que se organizaban para "premiar" a los consejeros) y no veía problema en ello.

Finalmente, Crespo encontró la forma de percibir un estipendio por presidir la caja. Según fuentes de la entidad de toda solvencia, se le asignó una retribución como miembro del consejo de Tenedora de Inversiones y Participaciones S. L. (TI Participaciones), una sociedad creada en 2002 y cuyo objeto social, según consta en el registro, es el "desarrollo de toda clase de procesos de constitución, integración o escisión de sociedades o empresas que operen en el sector inmobiliario (É)", y cuyo domicilio social es el mismo de la sede central de la CAM en Alicante. A través de TI Participaciones, Crespo, tal como se citó más arriba, habría percibido cantidades anuales que oscilan entre los 300.000 y los 380.000 euros.