Se acabó la incógnita. El Banco de España anunció ayer la nacionalización de Caja Mediterráneo, el inmediato relevo de sus administradores y altos directivos, y su sustitución por tres técnicos nombrados por el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que inyectará a la entidad los 2.800 millones de euros que necesita para alcanzar los nuevos mínimos de solvencia exigidos por el Gobierno. De esta forma el FROB pasará a controlar la entidad (se calcula que podría tener alrededor del 80% del accionariado), la saneará y procederá a su subasta al mejor postor, un procedimiento por el que en los últimos meses habían mostrado su interés los principales bancos y cajas españoles.

La intervención del Banco de España se produce a petición del propio consejo de administración de la CAM, después, eso sí, de fuertes presiones del supervisor, que había reclamado a la entidad un nuevo plan de viabilidad tras el suspenso de las pruebas de solvencia europeas, en las que obtuvo la peor nota de todo el sistema financiero nacional. La decisión también se adoptó ante el fracaso del último y desesperado intento de la entidad alicantina por encontrar un socio acercándose a Ibercaja, una de las pocas cajas de ahorros que aún no participa en ningún proceso de fusión.

Se pone fin, así, a casi cuatro meses de incertidumbre desde que Cajastur, Caja Extremadura y Caja Cantabria decidieran romper con Caja Mediterráneo ante el deterioro de sus cuentas debido a una reclasificación masiva de créditos, precisamente tras una inspección del Banco de España. La CAM tuvo que gastar entonces casi un tercio de sus reservas y su morosidad crediticia se disparó hasta el 8,7%.

Asignatura pendiente

Aunque la fecha oficial para finalizar la reestructuración de las cajas era el 30 de septiembre, en los círculos financieros se daba por hecho que el equipo de Miguel Ángel Fernández Ordóñez no esperaría tanto y que nacionalizaría la CAM antes de acabar julio, como finalmente ocurrió ayer. De hecho, tras la salida a Bolsa de CaixaBank, de Bankia y de Banca Cívica, la entidad presidida por Modesto Crespo era la gran asignatura pendiente en este proceso, que el Gobierno considera vital para recuperar la confianza de los mercados y conseguir, de una vez por todas, que la prima de riesgo se normalice y se aleje el riesgo de contagio de la crisis griega.

En este sentido, una vez logrado también el acuerdo para el segundo rescate heleno era el momento adecuado para lanzar la operación. Además, el día era propicio, un viernes, con todo el fin de semana por delante para digerir la noticia, que se anunció tras el cierre de los mercados para evitar repercusiones inmediatas.

Fue el jueves cuando el Banco de España, tras examinar los tests de estrés y observar la evolución de la caja, decidió dar un nuevo ultimátum a la CAM y le exigió la presentación de un nuevo plan de viabilidad en un plazo máximo de diez días. Ese día el consejo de la caja estaba reunido, ocupado en disputas internas, y la noticia cayó como una bomba. La reunión se prolongó durante más de cinco horas y, al contrario que en ocasiones anteriores, apenas trascendió nada de lo discutido. El mutismo de los consejeros fue casi absoluto.

El mismo jueves ya se vio la imposibilidad de encontrar una alternativa factible, una vez que la semana anterior el propio supervisor le había denegado la posibilidad de recibir parte de las ayudas previstas en forma de créditos (FROB1) y el fracaso de las negociaciones, primero con el fondo JC Flowers, y más tarde con Ibercaja. La única salida era la nacionalización pero nadie pensaba que sería tan rápido.

Llamada de urgencia

Pero ayer el Banco de España decidió no esperar más y exigió una respuesta inmediata a la caja. Entonces desde la dirección se fue llamando uno a uno a los consejeros para se acercaran a la sede central de la entidad y firmaran el documento solicitando la entrada del FROB y presentando su renuncia. El panorama en la planta noble de la CAM era desolador, según los testigos consultados, con una directora general, María Dolores Amorós, destrozada; y un presidente, Modesto Crespo, igualmente hundido.

No llegó a celebrarse un consejo formal, pero Crespo se reunió con algunos de sus miembros. Allí les explicó que la imagen de división trasladada en las últimas semanas había sido otro de los detonantes de la situación y que ya el lunes recibió una llamada del Banco de España en la que se cuestionaba su autoridad. Hay que recordar que hasta 12 consejeros de un total de 20 habían desafiado al presidente con un escrito en el que reclamaban una reunión extraordinaria para ampliar el consejo de Banco CAM, al que la caja ha transferido ya todo su negocio financiero.

Por la vía rápida

El camino elegido para que el FROB tome el control de la CAM es una opción intermedia. No se trata de una intervención pura y dura como la que se realizó con Caja Castilla-La Mancha o en Cajasur, donde sus gestores deberán responder ante los tribunales; pero tampoco era la simple nacionalización prevista inicialmente. En este segundo caso, la entidad habría tenido cinco años para aplicar un plan de reestructuración y recomprar sus acciones al FROB.

No será así porque el Banco de España entiende que el plan de negocio presentado por la caja, que preveía ahorros de costes de hasta 200 millones anuales, no será suficiente para garantizar su viabilidad. Por eso se activa esta tercera opción que contempla la entrada del FROB, el saneamiento de la entidad y su adjudicación a un tercero de forma casi inmediata. Santander, BBVA o el Sabadell han mostrado su interés por pujar por la CAM, siempre que el Estado ofrezca un Esquema de Protección de Activos que les proteja de las futuras pérdidas derivadas de las inversiones inmobiliarias de la caja.

Por su parte, esta entrada del FROB supone que el consejo de administración queda relevado de sus funciones y que los altos directivos de la entidad dejan de tener funciones ejecutivas.

Ya opera como banco

La intervención de la CAM también coincide con traspaso formal de todo su negocio a un nuevo banco, que ha empezado a operar esta misma medianoche. Esto es así porque la inyección de capital del FROB se producirá mediante la compra de acciones de este banco. Por su parte, Caja Mediterráneo, tras la subasta, deberá transformarse en una fundación cuyo único objetivo será gestionar la Obra Social.

Unos gestores con experiencia

Casi al mismo tiempo que el Banco de España anunciaba la nacionalización, la comisión rectora del FROB hacía públicos los nombres de los tres expertos que desde hoy se encargarán de tomar las decisiones en la caja alicantina. Dos de ellos ya tienen experiencia en operaciones similares ya que también fueron administradores de Cajasur, la entidad cordobesa intervenida tras su negativa a fusionarse con Unicaja. Se trata de José Antonio Iturriaga y de Tomás González. El primero trabajó cinco años como inspector del Banco de España, entre 1984 y 1989, hasta que saltó al Banco Zaragozano. Allí fue director de auditoría interna. En la actualidad posee su propia consultora después de presidir también durante cinco años el Instituto de Auditores Internos. Por su parte, González llegó a ser director de banca corporativa para España y Portugal del Santander Central Hispano, por lo que también es un experto en el negocio financiero. Por último, el tercer administrador de la CAM será Benicio Herranz, que ha desempeñado casi toda su carrera profesional en la consultora Ernst & Young, precisamente la firma que se ha encargado de realizar la auditoría de la caja alicantina para su posterior valoración, lo que determinará el porcentaje que finalmente ostentará el FROB. Herranz también cuenta con experiencia en el sector de las cajas de ahorros ya que ocupó diversos puestos en la CECA, la patronal del sector. Su mandato se inició la pasada medianoche, cuando se hizo efectiva la renuncia del consejo. d.n. alicante