Cuando se habla de los problemas de las empresas familiares se suele pensar en las malas relaciones entre hermanos, no nos acordamos de la familia política. ¿Realmente cónyuges, suegros o cuñados complican aún más la gestión de las compañías?

Es verdad que, en general, tratamos más los problemas relativos a la sucesión, incluso, de si existe o no existe un sucesor. Pero lo cierto es que, en reuniones un poco más privadas, sale también con cierta frecuencia la problemática de la familia política y es bueno que ahora se trate públicamente.

¿Cual suele ser el problema más recurrente?

Son varios. El primero es la influencia que tienen los comentarios de estos nuevos familiares sobre las personas con las que se han casado y que puede ser una influencia positiva o negativa. Esto nos pasa a todos pero, si está por en medio la gestión de una empresa, es más complicado. En segundo lugar, como mínimo una vez por generación, todas las empresas familiares deben decidir en un momento dado si la familia política también se considera familia desde el punto de vista de la compañía.

¿A qué se refiere?

Está claro que quienes se casan con nuestros hijos se incorporan a nuestra familia pero, cuando hay una empresa, hay que reunirse y decidir si también van a formar parte de ella. Por ejemplo, si pueden trabajar en ella o formar parte del consejo de administración o si, por el contrario, hay que poner determinadas barreras para prevenir problemas.

¿Un divorcio puede llegar a acabar con una empresa?

Bueno, no sé si acabar pero puede afectar muy seriamente. Desde luego los divorcios son el primer motivo por el que los empresarios deciden poner las barreras que antes citábamos. Los matrimonios de ahora no son como los de antes. Si meto a trabajar a una persona estupenda, un magnífico profesional, que está casado con un o con una accionista y luego se separa, pues tengo dos problemas: con él y con la persona con la que se había casado. Pero los divorcios no son el único motivo para dejar fuera a la familia política.

¿Qué otros motivos hay?

Bueno, también ocurre que si doy entrada en la empresa a un miembro de la familia política, ¿cómo le niego la entrada a otro si me lo pide?. Y, por otro lado, si meto a un yerno o una nueva a trabajar y no sale bien tengo, de nuevo, dos problemas: uno con él y otro con la persona con la que está casado que, probablemente, escuchará en su casa una versión bastante diferente a la que está pasando en la empresa.

Vamos, que no es aconsejable enchufar a familiares políticos.

En general, por nuestra experiencia, en el 80% o más de los protocolos que se redactan para establecer las reglas internas de las empresas familiares suelen prohibir la entrada de cónyuges y otros parientes políticos.

¿Ha aumentado la presión para colocar a familiares con la crisis?

Sin duda y hay muchas familias con situaciones verdaderamente complicadas. Imagínese una familia que ha firmado un protocolo diciendo que la familia política no entra y de repente se encuentra con que la persona que aportaba los ingresos al hogar de su hija se queda en el paro y, lógicamente, pide incorporarse a la compañía. Se están dando situaciones muy delicadas.

¿Recomienda los acuerdos prenupciales, aunque aquí en España está bastante mal visto?

La mayoría de los empresarios se lo aconsejan a sus hijos y, normalmente, se hace y se suelen casar en separación de bienes. Hay que pensar que estos acuerdos, si el matrimonio funciona no influyen para nada, sólo entran en juego si se produce el divorcio y lo que hace es facilitar las cosas.

Hablamos de cónyuges pero ¿los suegros también suelen entrometerse en la empresa de sus yernos o de sus nueras?

Hombre, tanto como entrometerse... Lo que suele ocurrir es que si hay algún hermano del familiar político o los propios padres tienen alguna otra empresa o algún problema, suelen acudir en busca de ayuda. Por ejemplo, imagine que el hermano de la mujer del empresario tiene una agencia de viajes y le pide que le contraten a él todos los desplazamientos. Ese tipo de intromisiones se producen con muchísima frecuencia.

¿Ha mejorado la situación de las empresas familiares tras suprimir el Impuesto de Sucesiones?

Eso ha sido un gran éxito, antes mucha gente tenía que vender parte de la empresa para pagar este impuesto.