La falta de financiación o de crédito ya supone para las compañías alicantinas un quebradero de cabeza mayor que la propia competencia, según los resultados de la última Encuesta de Confianza Empresarial realizada por la Cámara de Comercio que, no obstante, sigue señalando la debilidad de la demanda como el principal problema de la economía en estos momentos. En términos generales, el estudio refleja una notable mejora de la opinión de los empresarios sobre la situación económica durante el primer trimestre del año, aunque el indicador se mantiene todavía en cifras negativas.

Como ayer publicó este diario, lejos de mejorar, el acceso de las pymes a los créditos bancarios se sigue endureciendo y las entidades financieras ya llegan a exigir intereses de más del 10% para financiar a los pequeños negocios, según denuncia la patronal del sector, Cepyme.

En este sentido, las alrededor de 500 empresas consultadas por la Cámara de Comercio para su estudio situaron la baja demanda como el principal de los factores que limitan su actividad, una opinión que comparten casi el 86% de los consultados. Sin embargo, en segundo lugar entre sus preocupaciones ya no aparece la competencia, como venía siendo habitual en la serie histórica de esta encuesta, sino la falta de financiación.

Hasta un 40% de las compañías alicantinas aseguran tener dificultades para acceder al crédito y, por tanto, para mantener su tesorería, un porcentaje cuatro puntos superior a la media nacional y cinco puntos por encima de lo que mostraban las estadísticas del año pasado. Por su parte, la competencia es citada por un 39% de los consultados, frente al 40% del año pasado. En cuarto lugar entre los factores que limitan la actividad de las compañías alicantinas aparecen los excesivos trámites burocráticos, que mencionan el 21%.

Mejoran las expectativas

En cuanto al Indicador de Confianza Empresarial, sigue siendo negativo y se sitúa en -16,6. No obstante, esta cifra es 10 puntos mejor que la que se registraba a finales de 2010 y, sobre todo, muestra que los empresarios alicantinos ya no son más pesimistas que la media nacional, como ocurría desde el último trimestre de 2009.

Sin embargo, este avance no se produce por una mejora real de la actividad entre los meses de enero y marzo de este año, sino por el aumento de las expectativas de cara a los próximos meses, que se basan en el crecimiento de las exportaciones y en las perspectivas de cara a la campaña turística. Así, hasta un 52,5% de las compañías afirma que vio caer su cifra de negocio durante el primer trimestre de 2011, frente al 39,9% que consiguió mantenerla y el 7,6% que la aumentó. Sin embargo, de cara al segundo trimestre hasta un 57,9% considera que logrará estabilizar su actividad, un 19,6% prevé un incremento de la facturación y sólo el 22,5% cree que seguirá cayendo.

Como consecuencia de la debilidad de la demanda antes citada, casi un tercio de las empresas de la provincia se vio obligada a reducir sus precios de venta en la primera parte del año y un 22% tuvo que reducir su plantilla en mayor o menor medida. En este último apartado, el del empleo, es en el que menos avances se prevén para los próximos meses ya que tan sólo un 2,7% de los consultados por la Cámara tiene expectativas de aumentar su personal.