Pere Joan Devesa, el consejero de la Caja del Mediterráneo que vendió sus cuotas participativas el pasado día 24, cuando se tuvo conocimiento de la inminente ruptura de la fusión de la CAM con Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura, reiteró ayer que la decisión no había sido suya, sino de uno de los responsables de su empresa, pero que en todo caso "se dio orden de recompra y el día 30 ya se ejecutaron parte de esas órdenes, en concreto se adquirieron cuotas por valor de 9.500 euros, porque es lo que se pudo comprar".

El que fue presidente de la patronal hotelera de Benidorm (HOSBEC), en el centro de la polémica después de que se conociera, a través de la Comisión Nacional del Mercado de Valores, la venta de sus cuotas, y cuya actuación podría ser sometida, según distintas fuentes, a una investigación por parte de la propia comisión y también del Banco de España, quitó ayer trascendencia a lo sucedido y aseguró que, en su caso, lo importante no es cuántas cuotas posee (vendió por valor de 39.000 euros), sino dónde está su dinero.

"Quiero decir que mi empresa factura 30 millones de euros al año, con lo que lo obtenido con las cuotas participativas no supone ni el 1 por mil de su actividad. Lo importante, pues, no es eso, sino que yo mismo tengo todos mis activos en la Caja del Mediterráneo, tanto los de mi empresa como los personales".

"Lo que verdaderamente importa es eso: dónde está mi dinero y el de mi empresa, y está en la CAM. Las operaciones en ese sentido que hemos hecho refuerzan esa posición y suponen mucho más volumen del que significan las cuotas".

Devesa volvió a repetir que él ni siquiera sabía que se había dado la orden de venta. Sin embargo, la actuación del empresario hotelero ha sido en las últimas horas muy criticada por el resto de miembros del consejo de la CAM, muchos de los cuales entienden que debería haber dimitido en cuanto se conoció el caso para evitar más desgaste a la entidad.