La Agencia Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) de Brasil aprobó ayer la venta de la operadora móvil Vivo a Telefónica, que se produjo hace dos meses, aunque estableció varios condicionantes a la operación. La operadora deberá extender su cobertura telefónica a 35 municipios al tiempo que tendrá que ampliar su red de 3G y fibra óptica. Con esta compra, el grupo español se convertirá en la compañía líder del sector de las telecomunicaciones de Brasil con un total de 69,2 millones de clientes a marzo de 2010.

El regulador brasileño señaló que daba el visto bueno a la operación, pero con algunas condiciones para la universalización de servicios de la operadora. En concreto, Vivo deberá cobertura de tecnología 3G antes de diciembre de 2012 en el área urbana de 83 municipios, que se suman a los 2.832 ya previstos y tendrá que ceder su infraestructura para contribuir a la interiorización de la red de educación pública, mediante la cesión de su capacidad en fibra óptica. El cumplimiento de estas condiciones es obligatorio y, si no se hace, la Anatel puede aplicar multas o incluso, determinar la anulación de la compra de Vivo. Telefónica acordó a finales de julio con Portugal Telecom la compra del 30% de Vivo en manos del grupo luso por un importe de 7.500 millones de euros. Telefónica celebró la compra de Vivo a pesar del alto precio pagado.