El Senado de EEUU ha dejado lista para la firma del presidente Barack Obama la mayor regulación financiera de los últimos 70 años, que expande el poder del Gobierno sobre la banca y establece nuevas protecciones para los consumidores.

El texto, aprobado en el Senado por 60 votos a favor y 39 en contra, cambiará el funcionamiento de la banca y, según muchos observadores, supondrá la mayor expansión de poder gubernamental sobre el sector financiero desde la Gran Depresión.

Detrás de esta gran iniciativa, que ha costado meses de intensas negociaciones y duras presiones del lobby bancario, no existe otra intención que evitar los excesos y abusos que condujeron a la crisis de hace dos años, y que hicieron tambalearse al sistema financiero mundial.

"La temeridad y la irresponsabilidad de algunos sectores de Wall Street acabaron por infectar a la economía en su conjunto, una irresponsabilidad que provocó la pérdida de millones de puestos de trabajo, y la pérdida de los ahorros de millones de ciudadanos", dijo hoy Obama.

El presidente se congratuló, por tanto, por la aprobación de la reforma, que no solo supondrá el fin de los "abusos" del sector, sino que establecerá la "mayor protección del consumidor" de la historia.

"Esta reforma acabará con las prácticas abusivas y sin escrúpulos de los prestamistas, acabará con los subidas injustas de los tipos de interés en las tarjetas de crédito, y con las comisiones inesperadas en las cuentas bancarias", explicó.

La ley reforma todas las áreas de los mercados financieros, desde cómo los consumidores obtienen sus hipotecas y las tarjetas de créditos, a cómo el Gobierno puede desmantelar una firma financiera que ha entrado en quiebra.

En términos generales, la ley establece por primera vez una regulación de los derivados, unos mercados muy sofisticados que se situaron en el ojo del huracán durante el derrumbe financiero. Además, se establecen muchos límites a la banca, entre ellos el de usar su propio dinero para invertir junto a sus clientes en mercados especulativos, y se les impone exigencias más duras a la hora de calibrar el riesgo o reforzar su capital.

Uno de los pilares es la protección del consumidor, y sobre todo la propuesta del Gobierno de Obama de crear una agencia independiente encargada de vigilar la venta de productos financieros a los particulares. La ley también establece nuevas reglas para la concesión de hipotecas, con objeto de prevenir los abusos que contribuyeron al colapso del sector inmobiliario.

La aprobación de esta ley se ha convertido, junto a la reforma del sector de la salud, en los dos grandes logros de Obama en la primera parte de su mandato, que concluye en noviembre, coincidiendo con las elecciones legislativas. Para la segunda mitad, ha dejado otras prioridades como la reforma migratoria y del sector energético.