Las bolsas y las potencias afectadas por el déficit comercial con Pekín recibieron ayer con subidas y optimismo la discreta revaluación del yuan con la que Pekín se protegerá de las críticas en la próxima cumbre del G-20 y que podría desinflarse después de la reunión, según los analistas. El gigante asiático recibe continuas presiones desde 2008, cuando, tras el estallido de la crisis global, la gradual revaluación del yuan se paralizó al alcanzar a 6,8275 renmimbis por dólar.

Tras el anuncio de flexibilización, que no de revaluación, sin fecha ni novedades con respecto a cumbres anteriores, el Banco Central chino mantuvo ayer por la mañana el yuan al mismo nivel que el viernes, lo que fue recibido como un jarro de agua fría, pero evitó intervenir durante el transcurso de la jornada. Esta inacción favoreció un alza del 0,24% a lo largo de una sesión en la que el yuan se encareció hasta un 0,35% con respecto al dólar, su nivel más alto en 18 meses, por efecto del comportamiento de los bancos centrales extranjeros.

Estados Unidos y el FMI celebraron ayer la decisión de China de terminar con el tipo de cambio fijo del yuan con respecto al dólar y permitir la fluctuación de su moneda. "Recibimos positivamente la decisión de China de aumentar la flexibilidad de su tipo de cambio", dijo en el secretario del Tesoro de EE UU, Timothy Geithner. En la misma línea se manifestó el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, quien calificó la decisión como "un acontecimiento muy positivo".

De esta manera, la decisión de China de flexibilizar el tipo de cambio ayudó a que la Bolsa de Nueva York comenzara la semana con un pronunciado avance del 1,36% en el Dow Jones. En Madrid, la Bolsa subió ayer el 2,22% y se acercó al nivel de 10.000 puntos. Así, el Ibex-35, que lograba el mayor avance europeo, subió 216,70 puntos, la décima mayor subida del año, hasta 9.971,80 puntos.