Las medidas anti-crisis de los gobiernos europeos están generando malestar entre trabajadores y sindicatos, y cada vez son más los que se suman a las protestas contra los recortes.

En Italia, unas 100.000 personas se manifestaron, según los datos del convocante sindicato Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL), contra el plan de austeridad planteado por el Gobierno del primer ministro Silvio Berlusconi que incluye recortes en la financiación de las instituciones públicas locales y la congelación salarial para los trabajadores del sector público.

La protesta, convocada bajo el lema "Todo está sobre nuestros hombros", es un anticipo de la huelga general convocada para el 25 de junio contra el plan para recortar 25.000 millones de euros aprobado ya por el ejecutivo de Berlusconi. La CGIL considera que estas medidas son injustas, que gravan de una forma desproporcionada a los pobres y a la clase obrera.

Más protestas en Alemania

Los planes de Angela Merkel tampoco han sido bien aceptados por los sindicatos alemanes y decenas de miles de manifestantes desfilaron el sábado por las calles de Berlín y Stuttgart, en protesta por el plan de ajuste, el más drástico paquete de ahorro en Alemania desde el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En Berlín, unas 20.000 personas marcharon por el centro de la capital, convocados por partidos de la oposición parlamentaria, sindicatos y organizaciones cívicas, entre los que se mezcló un abultado grupo del llamado "bloque negro" o izquierda radical.

En Stuttgart (sur del país), el número de manifestantes fue algo menor, unos 10.000, según cálculos policiales. En ambos casos, las protestas se dirigían contra los recortes sociales, punto dominante del plan de ajuste del gobierno de Merkel, que pretende ahorrar 80.000 millones de euros hasta 2014.

Los planes de Fillon

El primer ministro francés, François Fillon, indicó que para cumplir el compromiso de reducir el déficit al 3% del Producto Interior Bruto (PIB) según las reglas europeas, en ese horizonte habrá que disminuir el gasto público en 45.000 millones de euros.

Precisó que ese recorte representa 100.000 millones de euros, la mitad de los cuales se conseguirán por un aumento de los ingresos y la otra mitad por una limitación del gasto.

De estos últimos 50.000 millones de euros, 45.000 millones vendrán por una menor dotación de los presupuestos de las administraciones públicas, y los otros 5.000 millones por la supresión de algunas exenciones fiscales.