La integración entre Bancaja y Caja Madrid da lugar a un conglomerado financiero y empresarial con elevada exposición al riesgo inmobiliario como consecuencia de sus inversiones en el sector del ladrillo durante la última década en España, lo que ha deteriorado sus balances y disparado las tasas de morosidad. Según los respectivos informes de auditoría de ambas cajas de ahorro correspondiente al cierre del ejercicio de 2009, Caja Madrid contaba con 3.690 millones de créditos deteriorados y Bancaja, con más de 4.000 millones, lo que suma un total de 7.690 millones de euros. Además, la entidad de ahorro que preside Rodrigo Rato aglutina una cartera de activos inmobiliarios adjudicados de 2.400 millones y la gobernada por José Luis Olivas, de 2.130 millones.

Sin duda, las dos cajas arrastran un buen número de problemas en el ámbito de la vivienda, donde en los últimos años han tenido que negociar importantes planes de refinanciación como acreedores en no pocos concursos (antiguas suspensiones de pagos). Así las cosas, Bancaja y Caja Madrid han quedado atrapadas en los procesos que siguen grandes firmas como Martinsa-Fadesa, Colonial y Tremon. Bancaja es -junto a la CAM- el principal acreedor de Polaris World. La caja valenciana participa aún en el 5% de esta promotora con gran expansión en Murcia, y casi el 3% de Colonial, que recientemente ha refinanciado su deuda con los bancos acreedores. Llanera y Marina d'Or han tenido también a Bancaja, y a su filial Banco de Valencia, como una de las principales entidades acreedoras.

Metrovacesa y Reyal Urbis

También Caja Madrid se expone a serias negociaciones para reestructurar la deuda de otro gigante del sector como Metrovacesa. Bancaja es también acreedor de Reyal Urbis, otras de las inmobiliarias que ha logrado un acuerdo con la banca. Los créditos fallidos a clientes del sector inmobiliario junto con el aumento de impagos entre particulares ha situado a las cajas en esta situación delicada, que le ha obligado a realizar elevadas dotaciones durante los últimos ejercicios. Según los datos facilitados por la entidad, Bancaja quiere poner en el mercado entre 3.000 y 4.000 inmuebles a lo largo de este ejercicio para digerir su "stock" de vivienda, aunque el pasado año sólo vendió 1.400.

La inversión crediticia de Bancaja en el negocio de las casas se ha mantenido entre el 25% y el 30% durante la era de burbuja, unos porcentajes que representan el doble que en las décadas anteriores. Mientras, un 35% procede de empresas y otro 35%, de particulares. De la parte morosa que sufren las cuentas de explotación de la entidad valenciana, un 49% es de créditos con promotores inmobiliarios. La caja de ahorros valenciana terminó el año pasado en una tasa de morosidad del 4,59% (en el primer trimestre de este año, 5,02%), frente al 4,05% de 2009. Mientras tanto, Caja Madrid eleva su índice de morosidad al 5,43% al término del primer trimestre de 2010.

El "efecto negativo" de S&P

La agencia de calificación Standard & Poor's (S&P) mantiene en "A/A-1" el "rating" que tiene asignado al crédito tanto a largo como a corto plazo de Caja Madrid y el resto de las calificaciones otorgadas la entidad ante su anuncio de integración con Bancaja, si bien las sitúa en vigilancia negativa. La agencia advierte de que la operación con Bancaja, dado el gran tamaño de la entidad valenciana, podría tener un "efecto negativo" en las calificaciones que tiene asignadas a la firma que preside Rodrigo Rato.