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El Sistema Institucional de Protección (SIP) o "fusión fría" que conformarán Caja Mediterráneo (CAM), Cajastur, Caja Cantabria y Caja Extremadura pedirá al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) 1.493 millones de euros para realizar esta operación.

Así lo señalaron a EFE fuentes financieras, que agregaron que el próximo lunes estas entidades aprobarán en sus respectivos consejos de administración la solicitud de ayudas del FROB necesaria para ejecutar el proyecto de integración para después presentarlo al Banco de España.

Este proyecto, según las mismas fuentes, estima que las sinergias anuales tendrán un volumen de 200 millones de euros "en ahorros recurrentes" y que el beneficio neto atribuido en 2015 de este SIP rozará los 1.000 millones de euros, un 40 por ciento superior a la cifra que hubiesen logrado estas entidades conjuntamente si continuasen operando por separado.

Según otras fuentes financieras, el Banco de España ha solicitado a las cajas de ahorros que están negociando las constituciones de SIPs que, en el caso de que necesiten solicitar ayudas al FROB, presenten antes del martes los proyectos de reforma, los planes de sinergias y las memorias de reducción de costes.

El pasado 24 de mayo la CAM acordó unirse a la alianza liderada por la asturiana Cajastur, lo que dará lugar a la tercera caja de España y al quinto grupo financiero español.

La entidad alicantina, que buscaba socio desde hace meses acuciada por el Banco de España, se ha decidió así por el SIP de Cajastur, que engloba también a Caja Cantabria y Caja Extremadura, ya que le permitirá controlar el 40% del grupo resultante, en pie de igualdad con la entidad asturiana.

El SIP, conocido como "fusión fría", se está convirtiendo en el principal modelo utilizado en la reestructuración del sector de cajas porque permite mantener independiente la personalidad jurídica de cada miembro, sus órganos de gobierno, su red de oficinas y su marca propia, lo que salva los problemas políticos que generaría una integración.

En cambio, esta fórmula obliga a poner en común las políticas de riesgos, tesorería, calificación crediticia, control interno y requerimientos regulatorios.

La CAM había entrado en negociaciones para crear un SIP con la BBK, que finalmente no ha prosperado por la ambición de la caja vasca de controlar el grupo.

Con la decisión de la caja alicantina, Cajastur se convierte en una de las entidades que está liderando la reordenación del sector financiero, ya que se hizo con Caja Castilla La Mancha (CCM) tras su intervención a finales de marzo de 2009, antes de promover un SIP con otras entidades.

Esta alianza generará un grupo con 135.000 millones de euros de activos y unos recursos propios de 10.000 millones.

Además, tendrá una red de 2.300 oficinas y una plantilla de 14.000 empleados, con una cartera de participadas con un valor de 4.000 millones de euros en el balance agregado.

El grupo resultante estará participado en un 40% por CAM, un 40% por Cajastur, 11% por Caja Extremadura y 9% por Caja Cantabria.