El paro convocado el martes en sector público ha provocado la ruptura de relaciones del sindicato CSI-CSIF con CC OO y UGT al denunciar ayer la organización de los funcionarios que los dos grandes sindicatos del país le apartaron de la organización de las protestas que tuvieron lugar en todas las provincias españolas.

Un día después de la frustrada huelga de empleados públicos, el paro pasó ayer inadvertido en el entorno parlamentario, ya que ningún representante del Gobierno ni ningún diputado lo mencionó durante la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso.

No obstante, pese a que el presidente de CSI-CSIF, Domingo Fernández, reconoció el escaso seguimiento del paro, destacó que se cumplió el objetivo de trasladar a la calle el debate sobre el trabajo del sector público. Fernández también criticó a UGT y CC OO porque, en su opinión, utilizaron el paro de los empleados públicos para intereses distintos a la defensa de los trabajadores y como un ensayo para la huelga general. El seguimiento de la huelga de ayer fue del 11,8%, según el Gobierno, y del 75%, según los sindicatos convocantes.

Fernández aseguró que un día antes de la jornada de huelga desde CC OO y UGT se avisó a CSIF que podría marchar en la cabecera de las manifestaciones, pero no intervenir en los discursos, razón por la cual el sindicato decidió manifestarse por separado.

Fernández dijo que en el sindicato se sienten "dolidos" porque hasta ahora las relaciones con las federaciones del sector público de UGT y CCOO habían sido "muy buenas", por lo que espera que se pueda recuperar el diálogo para otras cuestiones. Sin embargo, el secretario general de la Federación de Servicios Públicos de UGT, Julio Lacuerda, destacó que Fernández ha tenido un "ataque de cuernos" al no poder intervenir junto con los secretarios de UGT y CC OO.