Más de un 48% de los desempleados alicantinos tiene más de cuarenta años. La actual crisis no sólo ha tambaleado los cimientos del sistema financiero y ha reducido al mínimo la capacidad de las empresas para generar empleo, sino que ha multiplicado sus efectos adversos en el mercado socio-laboral.

Cuando un trabajador alcanza la plenitud de su trayectoria laboral y personal, se encuentra, de repente, sin empleo y sin los ingresos suficientes para atender las necesidades básicas como la manutención familiar o los compromisos financieros contraídos.

Esta es la situación en la que se encuentran más de 99.000 trabajadores alicantinos, el 48,3% de los 206.325 desempleados registrados actualmente en la provincia. El resto, más de 106.000 son parados de entre 20 y 40 años, según los últimos datos publicados por el Servef, de acuerdo con el balance del pasado mes de marzo.

El elevado número de activos que se han visto, de repente, expulsados del mercado laboral con más de 40 años es uno de los elementos diferenciadores de la actual crisis. Tradicionalmente, en periodos en que la economía ha atravesado una fase crítica el colectivo más joven es el que ha resultado más castigado. En la actual recesión mantiene ese triste posicionamiento. Más de 48.000 empleados alicantinos entre 20 y 30 años se encuentran en paro.

No obstante, en los dos últimos años, la crisis también se ha cebado con los de más edad. De los 99.824 parados que superan los 40, más de 49.000 tienen entre 40 y 50 años y más de 39.000, entre 50 y 59. Pero en las colas de espera ante las oficinas del Servef-Inem también se encuentran parados de más de 59 que acuden a renovar o firmar la prestación. El número de desocupados alicantinos de esta edad supera los 11.000.

Precisamente, el binomio edad-paro ha sido en los dos últimos años de crisis el que ha tenido el impacto más adverso en las economías familiares, ha provocado una drástica caída del consumo y un aumento de la morosidad en los compromisos contraídos con las entidades financieras. Para muchos de éstos, la falta de trabajo ha complicado hasta el extremo sus finanzas al pesar sobre ellos el obligatorio pago de las cuotas mensuales de las hipotecas de sus viviendas o de los préstamos al consumo que suscribieron en la última etapa.

Pero el compromiso más perentorio es cubrir las necesidades básicas de manutención familiar y cumplir con los gastos domésticos. Siendo perceptores de la ayuda de desempleo -los más afortunados cobran una media de casi 800 euros si la prestación es contributiva- las facturas de luz, agua o teléfono reducen, aún más, los presupuestos.

En los últimos tiempos, la ayuda, tanto de centros públicos como de organizaciones sociales, se ha convertido en un apoyo clave para estos parados y la demanda de ropa, comida... se ha duplicado, según han venido reiterando distintas entidades sociales.

Un 24% más que pasa la barrera de los 50

Entre los trabajadores de más edad que se han quedado sin empleo por culpa de las reducciones de plantilla decididas por sus empresas, el colectivo más castigado ha sido el de entre 50 y 54 años. Los 20.962 parados alicantinos que se encuentran en esta franja de edad suponen 4.078 más que hace un año (+24%). No obstante, en términos absolutos, son los trabajadores de entre 45 y 49 con los que más se ha cebado la crisis. Los últimos datos del paro correspondientes a marzo reflejan que los 23.829 parados con estas edades representan 4.541 más que en marzo de 2009 (+23,5%). En el tramo entre 40 y 44 años, los 25.743 desempleados suponen un 19,6% más, mientras que los 18.112 de entre 55 y 59 han aumentado un 21%. R. C.