El consejo rector de Caixapetrer anunció ayer la incorporación de esta entidad al Sistema Institucional de Protección (SIP) o fusión virtual que promueve la almeriense Cajamar, la principal competidora de Ruralcaja en el mercado. Ambas mantienen en los últimos meses una auténtica batalla para sumar nuevos socios a los grupos que han creado con la intención de liderar el segmento de las cooperativas de crédito, todavía muy atomizado.

El director general de Caixapetrer, Vicente Maestre, reconocía ayer que mantuvieron "conversaciones" con ambas entidades y que gracias a su solvencia han podido "elegir" sin presiones. Lo cierto es que Caixapetrer arroja un balance envidiable en la actual situación económica, con una tasa de morosidad del 3,4% -muy por debajo de la media del sector, situada ya en el 5%-, y una tasa de cobertura frente a impagos del 120%, cuando la media del conjunto de entidades asciende a poco más del 60%. Esto la convertía en una "pieza" bastante apetecible para cualquiera de los dos grupos.

Son varios los motivos que ayer esgrimía Maestre para justificar su decisión final. El primero es que la tramitación del SIP de Cajamar está mucho más avanzada puesto que ya tiene la autorización del Banco de España. "Ofrece realidades, lo demás son sólo proyectos", aseguraba. Por otra parte, el director general de Caixapetrer sostiene que la "cultura empresarial" de la entidad almeriense es mucho más próxima a su forma de entender el negocio y que, "al ser un grupo que no está implantado en la zona (al contrario que Ruralcaja), nos permitirá desarrollarnos más".

Vicente Maestre recordó que la fórmula del SIP permite a las entidades compartir costes y riesgos sin perder su independencia ni su identidad jurídica. Así, cada una de las cajas que forman el grupo mantendrá sus propios órganos de gobierno, su dirección, su sede social y también la gestión de sus fondos sociales. Para Maestre, la integración es el camino para la supervivencia del sector y recordó que en otros países europeos existen grandes entidades que son cooperativas de crédito, entre las que citó la holandesa Rabobank.

Junto a Caixapetrer, forman parte del grupo cooperativo que promueve Cajamar, la valenciana Caja Campo, y las cajas rurales de Casinos y Albalat. Juntas suman unos activos valorados en 27.715 millones de euros, aproximadamente un 30% de todo el sector; cuentan con 967 oficina y unos 4.300 empleados.

Por su parte, el grupo encabezado por Ruralcaja, que dirige el alicantino y ex director de la CAM Juan Antonio Gisbert, se presentó en agosto con 16 entidades adheridas que sumaban unos activos de 11.300 millones. En la actualidad ya son más de una veintena las cajas rurales que forman parte de este proyecto.