E l Real Madrid rompió con el pasado y selló su pase como primero de grupo a octavos de final de Liga de Campeones, con festival goleador y diversión en el estadio Santiago Bernabéu, a costa de un débil Lazio, el día que Bernd Schuster castigó a Guti en un encuentro vital.

El Real Madrid no podía fallar. Instalado en uno de los grupos más asequibles, perdonó dos oportunidades, en Grecia y Alemania. Ante el Lazio era obligado ganar, pese a que las matemáticas concedían más margen.

Schuster premia el momento de sus jugadores. Por eso, la suplencia de Guti es un castigo en toda regla. Nunca lo reconocerá el alemán, pero la expulsión del segundo capitán ante el Murcia le está pasando factura. Hasta ese momento Guti era la clave del nuevo Madrid. Hasta había olvidado su suplencia en la ida de la Supercopa de España ante el Sevilla. La historia se repitió. En esta ocasión por el técnico del que sentía más confianza.

No es Guti un futbolista más. Tan brillante con respaldo, como irregular en momentos de duda. Su cabeza inventa pases únicos al ritmo que se desconecta del mundo para entrar en una dinámica negativa. Su cara en el banco lo decía todo. No lo esperaba.

El equipo que «bajó al barro» en Bilbao para ganar un partido rocoso recibió continuidad. Baptista aumenta el músculo en la medular y concede llegada. El brasileño ha sabido esperar su momento, se ha ganado a pulso los minutos y no los desaprovecha.

Nació el partido con un Real Madrid dubitativo y un Lazio lanzado. Los italianos pisaron en tres ocasiones el área de Iker Casillas, en una de ellas con remate de Rocchi pegado al palo. Pero apareció Baptista e instaló la calma. Recibió el balón en el minuto 13, en la frontal con el gol dibujado en su cabeza. Lo plasmó a la perfección. El primer puesto de grupo estaba asegurado porque tres minutos después el Lazio se tambaleó y el más listo de la clase, Raúl, lo aprovechó. El capitán madridista engordó sus números como máximo goleador de la historia de Liga de Campeones y marcó, de cabeza, su tanto 59.

El Lazio, blando en defensa y con poca pegada, se despidió de Europa concediendo un gol, el tercero, de patio de colegio. Van Nistelrooy tuvo tiempo dentro del área para pensar y regalar el gol a Robinho.

Cambios El madridismo estaba satisfecho, el partido sentenciado y Schuster concedió descanso a Sneijder y Robinho. Saltaba Guti en la reanudación con el gesto torcido, para demostrar que es compatible con Baptista. Para ello sobra Sneijder.

Guti dio velocidad y precisión en el pase. Robben puso las ganas de agradar. Con el Lazio dudando en buscar el gol de la honra o contar los minutos hasta el final, Van Nistelrooy y Robben perdonaron y el equipo italiano aprovechó un despiste de la zaga para marcar a diez del final.

Poco importaba para un Real Madrid satisfecho por evitar males del pasado en el cruce de octavos. Primero de grupo, jugará el encuentro de vuelta en el Bernabéu, donde gana todo lo que juega y, sin embargo, se corea el nombre de Iker Casillas. Ayer cerró el partido salvando un penalti con dos paradas marcas de la casa.