alladolid y Barça firmaron tablas en un partido en el que pudo pasar cualquier cosa, pero pasó que los de Mendilibar no acertaron a rentabilizar un partido brillante y que Ronaldinho decidió que ayer era el día para despertar de su letargo al equilibrar, en una buena jugada individual, el gol inicial de Llorente (1-1);.

El Barcelona salió con la defensa muy adelantada y Jonathan Sesma fue el primero en acometer por su banda, la izquierda, para disparar con mucho peligro en la primera opción del Real Valladolid (minuto 4);.

A pesar de este tempranero «fogonazo», el equipo de Mendilibar no presionó tan arriba como en las mejores ocasiones. Y es que al Barça es difícil robarle la pelota. Su velocidad y, sobre todo, su calidad en la salida del balón parecía hacer inviable esa «trampa» habitual del Valladolid, que fuerza con su presión el patadón del rival.

Sin embargo, Márquez, Xavi o Iniesta nunca «la rifan» y el partido, en su fase inicial, estaba más para que el Barça diera el primer derechazo a la mandíbula del rival.

Fue entonces cuando apareció ese factor aleatorio e imprevisible que tiene el fútbol. Una jugada del canario Jonathan Sesma permitió a Joseba Llorente batir a Víctor Valdés, tras rechace inicial de éste (minuto 15);. En la teórica batalla del ardor contra la calidad se había impuesto, con este gol, un Valladolid siempre vertical, rápido y valiente que halló, a partir de ese momento, la llave para intentar dañar a su rival; el contragolpe.

Y es que Sesma, Dani Kome y Llorente buscaban la espalda de la zaga blaugrana y tuvieron opciones para ampliar la ventaja. Así las cosas, el partido, con el Valladolid siempre amenazante, estaba muy lejos de ser plácido para Víctor Valdés.

Tocaba y tocaba el Barça, como es habitual, pero sin emerger con claridad hacia el área contraria. El Valladolid, mientras tanto, se sentía como pez en el agua y parecía crecer con el paso de los minutos. Sin problemas atrás, sin zozobra siquiera, era el partido soñado por los locales.

Y es que entre Pedro López y Sisi controlaban con solvencia a un Ronaldinho inicialmente errático, claramente más lento que en sus mejores días. Mediado el primer tiempo, Messi e Iniesta, con su viveza, eran la mayor preocupación de los locales.

Estaba empezando a perder la paciencia el Barça cuando Ronaldinho, que no había hecho nada hasta entonces, decidió desperezarse. El de Porto Alegre, que ha vivido esta temporada del balón parado, apareció ayer para marcar el empate en una buena jugada individual, tras pase interior de Xavi.

Era el momento justo, minuto 41, cuando peor estaba su equipo, que empezaba a enredarse en la presión del Valladolid, y era también el instante más cruel para un animoso rival, que ya se veía ganador al descanso.

En la reanudación, de salida, el Valladolid quiso poner el partido en el mismo punto que le había beneficiado en la primera entrega del choque, es decir; presión y contundencia defensiva pero en esas, apareció Bojan, que va para jugador grande. En una jugada descarada (min. 57);, disparó desde lejos y el balón se estrelló en el poste. Dos minutos antes, había hecho lo mismo y el esférico se marchó a un metro del larguero.

Al Valladolid le faltó algo de criterio con el balón, el Barcelona empezó a pisar el acelerador y el equipo de Mendilibar sufrió.