ada menos que 17 años separan al central Fernando Niño, que el próximo 19 de septiembre cumplirá 33, y al joven canterano Álvaro, que acaba de llegar a los 16. Ambos coinciden en la concentración del equipo en el balneario de Mondariz y el pulso generacional está servido. «Puedo ser su padre», comenta jocoso el defensa de Rota.

El gaditano está viviendo sus últimas campañas como futbolista profesional después de una dilatada trayectoria en la que cuenta con una Copa del Rey y nada menos que 148 encuentros en Primera División con el Mallorca y 42 en Segunda, todos ellos con el Elche.

Cuando Álvaro nació, el 19 de mayo de 1991, Fernando Niño tenía 16 años, casi 17, y compaginaba el fútbol con el trabajo. «Con 15 años ascendí con el Rota de Preferente a Tercera. En juveniles sólo jugué algún partido al final de campaña para echar una mano. Hasta los 21 ni me imaginaba que iba a vivir de esto. Me fichó el Xerez y después de dos temporadas en Segunda B dí el salto al Mallorca», recuerda el central franjiverde que no esconde que «de los 14 a los 17 años trabajé de camarero y de los 17 a los 21 pintando coches. Ahora los tiempos han cambiado y los chavales que ahora comienzan lo tiene más sencillo sobre el papel, aunque deben darse cuenta que sin esfuerzo y sacrificio no se puede conseguir nada».

A la hora de darle consejos a Álvaro el central gaditano comenta que «estar a los 16 años haciendo una pretemporada con un equipo como el Elche es un lujo y debe darlo todo. Está en una edad complicada, pero me parece que tiene la cabeza bien amueblada».

El propio canterano, que la pasada campaña hizo 16 goles con el juvenil B, está dejando perlas de su calidad en esta pretemporada donde el club le ha dado el premio de codearse con los profesionales. Es consciente de que le falta mucho camino por recorrer. La entidad ilicitana lo está protegiendo e incluso le ha prohibido de momento que haga declaraciones a los medios de comunicación.