La Peña Barcelonista de Alicante, fundada en 2010 y que hasta finales del año pasado llevaba el nombre del exjugador blaugrana Joaquín Albaladejo, ya es historia. La agrupación decidió disolverse el pasado 25 de mayo en una asamblea extraordinaria por «la imparable disminución del número de socios» y por «el creciente malestar por la situación política en Cataluña».

Ocho años ha durado, pues, la singladura de esta peña, que nació con un centenar de socios y se ha quedado con apenas 20, de los que menos de la mitad acudieron al cónclave de su disolución celebrado en su local de la calle del Doctor Just, en el corazón del barrio alicantino de Benalúa.

«La razón principal de la disolución ha sido la disminución del número de socios, que ha convertido en imposible el mantenimiento del alquiler de nuestro local social», explicó ayer el tesorero de la peña, Ricardo Mourisco. «El problema es esencialmente económico porque nosotros no mezclamos la política con el deporte y el asunto del procès no nos ha influido, aunque una minoría de socios sí se dieron de baja por la deriva independentista de la directiva del club», añadió.

Sin embargo, el tenor literal del acta de defunción de la peña es mucho más explícito y crítico con la línea de apoyo institucional del Barça a la causa secesionista en Cataluña. «Quien afirme que la política no ha hecho sangrar al barcelonismo es que vive en otro mundo», refleja el documento asambleario. «Personas que hemos conocido hace muchos años y que jamás nos hicieron dudar de su pasión por el Barça han sucumbido, con una evidencia que no ofrece dudas, al problema catalán y a la manifiesta instrumentalización del FC Barcelona», añade. «Ahora, los que sencillamente somos culés y queremos disfrutar de nuestro equipo hemos de pagar las consecuencias de la muy cuestionable actitud de aquellos con los que compartimos tantas alegrías».

En el mismo punto, el acta vincula «el creciente malestar por la situación política en Cataluña con la evidente incapacidad de discernimiento existente entre un numeroso sector de la población» para concluir que las consecuencias del «procès» y la pérdida de socios «hacen inviable el bonito proyecto que guió a los primeros fundadores de esta peña».

Mourisco achacó la merma de la masa social de la peña, sobre todo al cansancio: «La gente se cansa porque debe pagar una cuota mensual y, tras empezar con fuerza, luego dejan de venir a ver los partidos, a los viajes y las tertulias hasta que piden la baja y el mantenimiento del local se vuelve inviable».

El descontento del barcelonismo provincial con la implicación política del club ya vivió un anterior episodio en octubre pasado cuando la peña de Elda decidió romper su vinculación con el Barça en señal de protesta. Sin embargo, apenas 10 días después, la agrupación eldense reconsideró su postura tras escuchar un mensaje del presidente azulgrana Josep Maria Bartomeu y retomó su vinculación.