Y la ciudad se volvió a teñir de básket. En la mente, la gesta del humilde Lucentum que irrumpió en la élite a finales del siglo pasado; en la cancha, un equipo que ha vuelto a enganchar a Alicante. Casi cuatro mil almas recobraron ayer la pasión por el «ba-lon-ces-to» que popularizó el exseleccionador español Pepu Hernández. Tampoco él se quiso perder el estreno de este fulgurante HLA en la final por el play-off de ascenso a LEB Oro. Salió cruz. Una mala puesta en escena y un desencadenado Tyson con visos de ACB aupó al Canoe madrileño. La derrota, cruel por perder el factor cancha, no empañó sin embargo el aura que sobrevoló el Centro de Tecnificación de las grandes citas. Himno de Alicante, tronío durante los cuatro cuartos y las espadas en alto para el vital segundo partido de mañana. Ahí se espera la mejor versión de la plantilla; la afición ya la dio ayer. En juego, la oportunidad de que Alicante vuelva.