n Tiene 18 años y dos metas muy claras en su vida. Ser el mejor deportista en triple salto y competir por España. En los próximos días se juega lograr su sueño desde que hace nueve años llegó a España, adquirir la nacionalidad española. «Me encantaría nacionalizarme y poder competir, recoger premios y tener derecho a becas. Este año mi objetivo es mejorar mi marca y competir en el Campeonato de España Absoluto donde hay gente muy buena y darlo todo», relata. Y entonces, luchar por otro de sus sueños, llegar a las olimpiadas de Tokio.

Por ahora se entrena duro y está batiendo sus propias marcas, lo que le hace ser muy optimista para su futuro en el atletismo. Estudia electricidad en el Instituto Canastell de San Vicente del Raspeig y entrena cada día entre Mutxamel y Sant Joan, donde está su preparador, Teo Rodríguez, que apuesta por él desde el principio.

Para poder entrenar, llueva, haga viento, frío o calor, se monta en su bicicleta y recorre la distancia entre San Vicente y Mutxamel o Sant Joan, según donde le toque ese día. En Sant Joan entrena además a niños pequeños con los que obtiene unos ingresos necesarios para poder costearse la ropa y el material técnico que necesita.

Quienes le conocen apuestan fuerte por él y en San Vicente es cada vez más conocido y jaleado en sus competiciones. El espaldarazo definitivo para luchar por su sueño fue el Campeonato de España del pasado mes de marzo donde logró la plata con un salto de 15.06 metros, la mínima eran 15.

Al no ser deportista nacional sólo tuvo tres intentos para lograr el mejor salto, mientras que los deportistas nacionales tuvieron otros tres saltos adicionales y a pesar de ello, es el flamante subcampeón junior de triple salto. Una disciplina en la que destaca. Su secreto, asegura, está en el control mental que aplica antes y durante el ejercicio. Explica que el triple salto es una especialidad dura y que provoca fuertes impactos de las piernas contra el suelo antes de dar el gran salto en la arena y ese control mental previo dice, le ayuda a dar lo mejor de sí mismo. Su sueño es ser el mejor y advierte que si en dos años ha logrado mejorar su marca dos metros, está convencido que en otros dos años alcanzará los otros dos metros que le acercan a su meta que es saltar hasta los 17 metros.

Alberto de Oliveira nació hace 18 años en la isla de África Occidental Santo Tomé y Puerto Príncipe.

Con nueve años asegura que decidió que quería hacer su vida en España, donde vivía una de sus tías. Así que viajó con unos familiares y se instaló en San Vicente del Raspeig, donde está empadronado, donde ha estudiado y donde dio sus primeros pasos como atleta.

La pista de atletismo de la Universidad de Alicante (UA) le vio dar sus primeros pasos. Y siguiendo a su entrenador, al que define como alguien divertido que le motivaba mucho para entrenar, ha ido mejorando cada día. Ahora, su sueño es lograr el salto más difícil que ha dado hasta ahora, ser ciudadano español para competir por el país donde vive y quiere seguir viviendo.