Estas fueron las claves del pase a la final de Kiev de la Liga de Campeones, la tercera consecutiva del Real Madrid, tras empatar ante el Bayern Múnich (2-2) en el Santiago Bernabéu y hacer bueno el resultado cosechado en el Allianz Arena (1-2).

Un gen ganador que se sobrepone a todo

La Liga de Campeones es la competición del Real Madrid, donde muestra un instinto de supervivencia que le hace salir indemne de cualquier situación que se le presente en un partido, por dura que sea. Tuvo menos fútbol que el Bayern en la eliminatoria de semifinales, pero el pase a la final es suyo tras aprender a ganar desde el sufrimiento. Lo superó en Múnich para conquistar nuevamente el Allianz con una lección de eficacia y pundonor; y se repitió en el Santiago Bernabéu donde estuvo lejos de firmar un buen partido en cuanto al juego y se agarró al coraje, la entrega máxima y el sacrificio para mantenerse en pie ante las oleadas ofensivas del conjunto alemán. Hasta 20 remates dieron forma a un asedio del que el equipo de Zidane salió indemne.

La resurrección de Benzema en una nueva semifinal

En la peor de sus temporadas de blanco, Karim resucitó de nuevo en una semifinal. Volvió a ser decisivo repitiendo el papel que ejerció hace un año en el Vicente Calderón con una jugada que jamás olvidará el madridismo, dejando sentado a tres rivales pegado a banda. Su actitud y la entrega fue diferente ante el Bayern, precisamente la que le exige el público del Santiago Bernabéu que ya se había cansado de su falta de competitividad. Además, lo acompañó con una pegada que no había mostrado en todo el curso, con un doblete que sostuvo al Real Madrid. Su primer tanto, un testarazo certero a la espalda de su marcador, igualó el encuentro cuando se había torcido de inicio.El segundo fue un premio a su fe en la presión, sacando partido del gravísimo error de Ulreich.

El desquite de Keylor

Necesitaba un partido estelar el portero costarricense, marcado por dos errores recientes en el tercer tanto del Juventus en el Santiago Bernabéu y el primer gol de la semifinal encajado en el Allian Arena. Y Keylor Navas dejó un recital para silenciar de nuevo todo tipo de rumores sobre la necesidad de un portero en el Real Madrid para la próxima temporada. Realizó hasta ocho intervenciones, para instalar la desesperación en el Bayern, tres de ellas de esas paradas salvadoras con manos firmes y rápidos reflejos que le convirtieron en héroe. Se ha acostumbrado a lo que significa estar en el Real Madrid, a sobreponerse con carácter y mentalidad ganadora al error y la crítica constante, a aislarse de los nombres de grandes porteros que día tras día suenan como futuribles para complicarle la competencia..

Zidane, invencible en Liga de Campeones

Nadie es capaz de cortar la racha de Zinedine Zidane en eliminatorias en Liga de Campeones. Las ha ganado todas desde que se hizo con los mandos del Real Madrid, nueve de nueve más dos finales conquistadas. Técnico de récord en Liga de Campeones, que para llegar a Kiev ha dejado en el camino a los líderes de la liga francesa, italiana y alemana. Para aspirar a la decimotercera Copa de Europa ha tenido que tomar decisiones importantes y difíciles, como convertir en suplente habitual a una estrella como Gareth Bale, mandar al banquillo a un indiscutible como Benzema y premiar a jugadores que cambiaron la temporada de su equipo como Marco Asensio y Lucas Vázquez. No le importaron los nombres y la meritocracia le dio premio. Ante el Bayern inventó y pudo costarle caro. Sentó a Casemiro y su equipo se partió, dejando espacios entre los medios y los centrales que explotó su rival. Apostó por Lucas Vázquez como lateral antes de forzar el regreso de un Nacho sin ritmo de competición.

Los pequeños detalles deciden grandes duelos

Son tan igualados los clásicos de Europa entre Real Madrid y Bayern Múnich que cualquier error adquiere una gran trascendencia. Ocurrió en la ida con el despiste de Marcelo que prolongó Keylor Navas con su fallo a un disparo centrado que esperaba fuese centro. Rafinha superó el regalo dando el triunfo a Marco Asensio con una equivocación decisiva que condicionaba el partido de vuelta.