Convertir en posible lo que parecía inaccesible para cualquier equipo, conquistar dos ediciones consecutivas de la Liga de Campeones, y soñar con una tercera para marcar una época en la historia del fútbol, lo tiene en su mano un Madrid de leyenda ante un Bayern herido y obligado a remontar.

Quedará para la posteridad cómo el Madrid de Cristiano Ronaldo, el siguiente más laureado tras el de Di Stéfano. Un equipo que se transforma en la competición de mayor prestigio, la Liga de Campeones, que domina con tres conquistas de las cuatro últimas ediciones y a un paso de su tercera final consecutiva bajo el mando de Zidane.

Kiev espera a uno de los dos grandes favoritos al título, cruzados por el destino nuevamente en una eliminatoria grandiosa, el clásico del fútbol europeo, que el Madrid cambió de dirección en su historia reciente. Ha intercambiado el papel de bestia negra ganando los seis últimos enfrentamientos, conquistando tres ocasiones seguidas el Allianz Arena.

El 1-2 de la ida gracias a la remontada con goles de Marcelo y Asensio sitúan en un escenario favorable a un Madrid que aprendió una lección en cuartos de final. Llegaba con tres tantos de ventaja de Turín y acabó sufriendo ante el Juventus para firmar un pase agónico gracias a un penalti en la última jugada del partido.

Provoca que el mensaje de Zidane sea claro a sus jugadores: «salir a ganar». No quiere especulaciones, que su equipo recule ni haga cálculos. La temporada está en juego en 90 minutos en un Bernabéu que vivirá otra noche mágica europea, con un ambiente en las gradas que han alentado técnico y jugadores para lograr el impulso definitivo.

A la gran cita llega Zidane con un par de condicionantes en su equipo titular tras la ida. En Múnich cayeron lesionados Carvajal e Isco. El primero deja una situación compleja en el lateral derecho, con Nacho sin ritmo tras un mes de baja y con solo dos entrenamientos con el grupo y Lucas Vázquez como parche de urgencia. En el caso de Isco tiene muy complicado jugar por el esguince de hombro que sufre y si lo hace tendría que ser infiltrado. Zidane tiene pocas ganas de arriesgar y todo apunta a Benzema, en pugna con el croata Kovacic.

El Bayern llega a Madrid consciente de que necesita una hazaña para alcanzar la final de Kiev. Nadie habla de «milagro», porque no se trata de remontar una goleada ni se está en una situación de absoluta desesperanza, pero el hecho de tener que ganar en el Bernabéu y tener que marcar al menos dos goles es una tarea de dimensiones importantes.

A la baja del chileno Vidal se agregan, como en la ida, las de Coman y Neuer, y las nuevas ausencias de peso de Robben y Boateng por lesiones. Alaba, que también se perdió la ida, es duda, pero existe la esperanza de que pueda regresar al equipo en su posición de lateral izquierdo. Un error de su sustituto, Rafinha, regaló el segundo tanto a Asensio y marcó el 1-2 de la ida.