Bayern Múnich y Real Madrid, grandes favoritos al título de la Liga de Campeones, cruzan nuevamente sus caminos en el clásico más repetido del fútbol europeo, que alcanza sus 'bodas de plata', en un duelo apasionante en el Allianz Arena, que conquistó el equipo de Zinedine Zidane en sus éxitos recientes.

Las eliminaciones del Barcelona y el Manchester City dejan al Bayern y al Real Madrid como portadores del cartel de favoritos. El destino quiso que se cruzasen nuevamente antes de la que sería una gran final y las plantillas más potentes miden fuerzas en semifinales, con el recuerdo reciente a favor del conjunto madridista que cambió su maldición alemana por el papel de verdugo en su camino a la octava, novena, décima y duodécima Copa de Europa.

El Real Madrid ha conseguido que el Bayern pase de ser bestia negra a un reto siempre superado, con cinco triunfos seguidos en los últimos precedentes. Siempre con la figura de Cristiano Ronaldo por encima de todos, autor de siete goles en sus tres últimos partidos ante el equipo alemán. El portugués es el referente al que se agarra el madridismo después de que haya batido todos los récords goleadores tras marcar en todos los partidos de la presente edición y llegar a un total de doce consecutivos. Con 15 dianas está a dos de un registro que él mismo marcó. Con el hambre de superarse siempre.

Los de Zidane, que ha ganado todas las eliminatorias de Liga de Campeones desde que llegó al cargo, marcan un nuevo registro con su octava semifinal consecutiva. El único club capaz de mantener la corona dos ediciones y vencedor de tres de las cuatro Ligas de Campeones, lo que plasma un dominio de la competición de mayor prestigio y una motivación especial para sus jugadores. La magia de la 'Champions' modifica el panorama de una temporada que será para el olvido si no alza el título, con la Liga tirada antes de irse de vacaciones navideñas y eliminados de Copa del Rey por el Leganés. Éxito rotundo e histórico con la tercera Copa de Europa consecutiva o fracaso sin apelativos. No hay termino medio este curso para un Real Madrid que se ha acostumbrado a jugarse todo a una carta y sacar el mejor de sus niveles. Lo hizo para frenar el hambre de gloria del PSG en octavos y sufriendo en cuartos tras la exhibición de Turín, pero con una inesperada debilidad en el Santiago Bernabéu donde le igualaron sus tres tantos de ventaja y solo un penalti en el minuto 93, sobre Lucas Vázquez, le salvó del descalabro.

En esos partidos de máxima tensión a Zidane no le tembló el pulso a la hora de tomar decisiones. La BBC pasó de ser insustituible a prescindible. Gareth Bale se ha convertido en suplente habitual, con papel testimonial en pocos minutos ante PSG y Juventus, y Karim Benzema bajo sospecha. La fe ciega de su entrenador comienza a desaparecer y ante el Bayern necesita marcar.