El tenista español Rafa Nadal alcanzó ayer su duodécima final del torneo de Montecarlo, tercer Masters 1.000 de la temporada, al imponerse al búlgaro Grigor Dimitrov (6-4, 6-1), y buscará hoy (14.30, Mov. Deportes 2) su undécimo título en el Principado ante el japonés Kei Nishikori, que venció al alemán Alexander Zverev en tres sets (3-6, 6-3, 6-4).

De esta manera, el número uno del mundo regresa a la final de su adorada arcilla roja monegasca, donde se ha hecho con el trofeo en 2005, 2006, 2007, 2008, 2009, 2010, 2011, 2012, 2016 y 2017. Sólo el serbio Novak Djokovic, en la final de 2013, fue capaz de impedir que el manacorense mordiese el trofeo.

En una cálida mañana en el Principado, el balear puso la directa para firmar cuanto antes su pase a la gran final. Con un 3-0 después de romper en el segundo juego en su segunda bola de «break», Nadal comenzaba a encarrilar el duelo, pero pronto emergió un sólido Dimitrov para alargar el parcial.

Aunque el manacorí gozó de bolas de rotura en todos sus juegos al resto, el número cinco del mundo resistió y le devolvió el quiebre en el quinto juego. Sin embargo, a Dimitrov le acabaron pesando su pobre porcentaje de puntos ganados con el segundo servicio -29%, por 60 de su rival- y sus cinco dobles faltas.

En el décimo juego, Nadal dispuso de dos pelotas de quiebre para cerrar el parcial, que finalmente se llevó tras algo más de una hora de duración. Fue el comienzo del desmoronamiento de Dimitrov ante un tenista imbatible en el polvo de ladrillo.

Y es que el número uno del mundo clavó en la segunda manga el inicio de la primera; su contricante entregó en blanco su primer servicio, y poco después consolidó su ventaja (3-0).