El atletismo español recuperó autoestima y presencia internacional a base de medallas y grandes actuaciones en el Mundial de Birmingham celebrado esta semana, donde cosechó dos metales de bronce, en triple salto con Ana Peleteiro y en 800 metros con Saúl Ordóñez, para confirmar su prometedora progresión, a pesar del varapalo de un campeón sin corona como Óscar Husillos.

España volvió a pescar en las grandes citas, en un Mundial de pista cubierta al que llegaba sin su reina las últimas ediciones. Una Ruth Beitia que salvó el orgullo nacional en 2016 y 2014, tocado en 2010 sin ganar ninguna medalla. Una escasa producción que vivió un antes y después en Birmingham.

El suelo inglés acogió en 2003 el que es aún el mejor Mundial de España, con seis medallas, y de nuevo mostró cierto idilio con el atletismo español. Las expectativas de jóvenes y buenas marcas se vieron confirmadas con un sábado glorioso, en el que llegaron las medallas de Peleteiro y Ordóñez. Precisamente los dos atletas incluidos en la última revisión de la IAAF. Llega y besar el santo. Se quedó con las ganas en cambio un Husillos que voló en la final de los 400 metros el sábado, con el récord de los campeonatos y de Europa. El palentino, que ya mejoró la mejor marca nacional en semifinales, nunca olvidará el centímetro de línea que pisó en la primera curva y le costó la eliminación, aunque la Federación le tratará como campeón del mundo a nivel de ayudas. Una dura norma que protagonizó el Mundial inglés.

La última gran baza española era este domingo la de Adel Mechaal, condenado a la quinta plaza en una carrera de mucha estrategia en el 3.000. El campeón de Europa 'indoor' el año pasado en Belgrado sufrió además una flaqueo de fuerzas que le dejó lejos de la victoria del etíope Yomif Kejelcha, en la final más lenta de los Mundiales.

No se quiso despedir Birmingham sin un récord del mundo. El equipo polaco de 4x400 acabó con la dictadura de Estados Unidos en la prueba y con el récord de su equipo en Sopot 2014. Karol Zalewski, Rafal Omelko, Lukasz Krawczuk y Jakub Krzewina firmaron un tiempo de 3:01.77 para dar a Polonia el segundo título mundial tras el que lograron en 2001. Un cierre pletórico como lo fue el oro en 60 metros vallas del inglés Andrew Pozzi por una centésima ante Jarret Eaton.

Además, la serbia Ivana Spanovic derribó finalmente el muro dominador de la estadounidense Brittney Reese con el oro en salto de longitud (6.96), después de un bronce y una plata en los pasados Mundiales. Mientras, la atleta de Burundi Francine Niyonsaba sí mantuvo su hegemonía en los 800 metros. La estrategia marcó el 1.500 masculino, con el oro del etíope Samuel Tefera.

El francés Renaud Lavillenie retuvo su oro mundial en los últimos coletazos de Birmingham. Más de tres horas de concurso que terminaron sonriendo al dominador moderno de la pértiga, con 11 oros internacionales. El campeón olímpico en 2012 celebró su tercer título en un Mundial 'indoor' con un salto de 5.90, por delante del estadounidense Sam Kendricks y el polaco Piotr Lisek.

El suspense y la incertidumbre de las descalificaciones no falló en la última jornada. El relevo femenino 4x400 de Gran Bretaña se llevó el bronce después del debate y la gestión de su reclamación en los despachos. No lograron recuperarse de la eliminación las jamaicanas y el oro y la plata fue para Estados Unidos y Polonia.