La paciencia del consejo de administración del Alcoyano expiró coincidiendo con el enésimo tropiezo en El Collao contra el filial del Valencia. El pitido final sentenció a José Emilio Riquelme Galiana, aunque, ajeno a la situación, aún se vistió de corto ayer para dirigir la sesión de entrenamiento en El Collao.

El club le comunicó el despido nada más pasar por la ducha alegando como motivo principal «la marcha en casa», señaló a este diario el gerente y a la sazón portavoz de la comisión deportiva Fernando Ovidio. La determinación tiene como objetivo tratar de reactivar a la plantilla para poner tierra de por medio con la temida zona de descenso. Cabe recordar que la promoción de permanencia que marca el Formentera se encuentra a escasos 4 puntos. «Quedan once jornadas y aún hay tiempo de todo. La promoción está lejos, pero tenemos que mirar a la Copa del Rey, hay que quedar lo más arriba posible», dijo el dirigente.

El marcador adverso contra el Valencia Mestalla, pese a que el equipo mejoró la imagen de local, evidenció el divorcio entre un amplio sector de la afición y el entrenador afincado en Elche, otro de los factores que influyeron en la drástica decisión. El movimiento ordenado por Galiana de relevar al delantero Hernán Lino por Miguel Ángel Nieto contó con la reprobación de la grada que ya durante el partido exigió su dimisión. Consumado el nefasto desenlace, pese a los exagerados decibelios provenientes de la megafonía, se escucharon silbidos.

Galiana relevó a Toni Aparicio en el banquillo del Alcoyano.