Un fogonazo de Lafuente a falta de 40 segundos para el final caldeó anoche un pabellón Pedro Ferrándiz que se había congelado con la inesperada reacción de un Cambados que había volteado a base de triples un partido en el que ya nadie le esperaba.

Un HLA romo desde el tiro exterior y adormilado por la cadencia de un Cambados que sólo anotó 14 puntos entre el segundo y tercer cuarto, encaró los últimos diez minutos con 12 engañosos puntos de ventaja. Los gallegos, que fiaron toda su suerte a la muñeca de Samuel Antón y al incontestable rebote defensivo de Saunders, encadenaron un parcial de 9-0 y llegaron a ponerse por delante a menos de un minuto para el final, tras conseguir dos triples seguidos.

Reacción de campeón

Fue entonces cuando apareció Lafuente, recóndito durante el choque y afanado en labores sordas, que con un triple puso el momentáneo 59-57 a falta de 40 segundos. Después, un mate de un notable Kingseley y una falta bien hecha para evitar el triple rival desenmarañaron la zona del Camabados, pusieron tierra de por medio y propiciaron la cuarta victoria consecutiva de los lucentinos.

El conjunto de David Varela durmió anoche como líder a la espera de lo que haga esta tarde La Roda y cuenta por victorias sus cuatro encuentros de 2018. Además, ha vuelto a hacerse fuerte en el Pedro Ferrándiz, donde titubeó a principios de Liga. Ayer, sin un Lobo brillante -inmerso en menesteres de base- el HLA dio un nuevo golpe en la mesa y paladea un nuevo triunfo rocoso como el de Zamora y no altera la velocidad de crucero fijada desde la entrada del nuevo año.

Sin Rivero, pero con defensa

El base segoviano Pedro Rivero, entre algodones durante los últimos 15 días, causó ayer baja por lesión, pero apunta al Morón, próximo rival de los alicantinos.

Ante la falta de acierto ofensivo, el HLA se aferró ayer en un partido gris a una defensa trabajada que sólo cedió ocho tiros a la catapulta Will Saunders, que habitualmente promedia 18. «Hemos trabajado bien para que no recibiera cómodo», se congratulaba ayer David Varela, un técnico lucentino que abandonó el Pedro Ferrándiz satisfecho por el oficio de su equipo y por haber sacado adelante la primera de las doce finales que se marcó el equipo.

El Cambados, que sufrió pronto la lesión de su alero Sevillano, regresó a Pontevedra después de encadenar su sexta derrota consecutiva.