En los años ochenta, cuando el Tecnisán había heredado los honores del legendario Calpisa, la sección de balonmano del Atlético de Madrid visitó el pabellón alicantino en un partido televisado para toda España. El choque, cuyo resultado desapareció en el recuerdo, quedó marcado por una exhibición del guardameta rojiblanco Lorenzo Rico. A la salida del encuentro, un periodista paró a uno de los aficionados: «¿Qué le ha parecido la actuación de Rico?». «No ha estado mal, pero es que aquí hemos visto a Perramón», espetó el hombre, que llevaba a un adolescente a su lado. «Era yo», aseguró ayer el alcalde Gabriel Echávarri durante el acto de presentación de la calle en honor a Pitu Perramón (Barcelona, 1946), santo y seña de los éxitos del Calpisa, el mejor equipo de balonmano de la historia de Alicante.

«Si usted quiere ganar la Liga, fiche a Perramón», se decía en los años setenta en España, pues había conseguido seis torneos de los últimos siete. El portero catalán llegó a Alicante en 1974 como primera piedra del gran proyecto deportivo que esbozó el presidente Andrés Muñoz. Con él el Calpisa se adjudicaría cuatro Ligas y tres Copas en cuatro temporadas. Era el niño de oro del balonmano y el jugador mejor pagado.

Ayer, el Ayuntamiento reconoció su exitosa trayectoria e inauguró una calle a su nombre; en la antigua Blas de Lezo, entre el barrio de San Agustín y el PAU 2.

«No sé si me la merezco, pero moltes gràcies. Visca Alacant», pronunció Perramón, afincado desde su retirada en la terreta. «Para mí los domingos eran especiales; por la mañana jugábamos nosotros y por la tarde, el Hércules en Primera», recordó al tiempo que pidió otra calle para el Calpisa: «Fue el mejor promotor de la ciudad en España y en Europa».

«Recojo el guante», intervino acto seguido Echávarri, que manifestó que el equipo fue «un orgullo para los alicantinos». Y concluyó: «Tu homenaje es merecido, ayudaste a hacer grande a Alicante».