Objetivo: preservar sus rodillas. Rafael Nadal, que ya se encuentra en Melbourne para preparar el Abierto de Australia, que se disputa del 15 al 28 de enero, tiene decidido seleccionar al máximo su participación en los torneos en 2018. Con ello pretende evitar el maratón de partidos que tuvo que afrontar el pasado año, con 78 encuentros para un total de 18 torneos. Solo en cuatro ocasiones en sus trece temporadas en la élite ha jugado más que el año recién finalizado. La diferencia es que en sus años de más actividad estaba en plenitud física. Ahora, camino de los 32 años, entiende que ha de poner freno al sinfín de partidos para alargar al máximo su carrera.

Todo dependerá de cuál sea su camino en el primer grande de la temporada para calibrar su inmediato calendario. Si llega lejos, semifinales o final, es seguro que renunciará a la primera eliminatoria de Copa Davis ante Gran Bretaña y reduzca su participación a un torneo en el mes de febrero. Y es que en marzo debe afrontar los primeros Masters 1.000 de la temporada, Indian Wells y Miami, antes de iniciar la temporada de tierra, el punto álgido del año para el campeón de dieciséis grandes, que culminará con el torneo de Roland Garros, donde aspira a su undécimo título. En el caso de que el equipo español de Copa Davis elimine a Gran Bretaña, queda la duda de su presencia en la segunda eliminatoria, aunque se da prácticamente por hecho de que si el rival es Alemania, y Mallorca acoge la eliminatoria, Nadal liderará el equipo español.

Tras el pertinente descanso, en la primera quincena de julio llegará Wimbledon, en agosto los Masters 1.000 de Toronto y Cincinnati y, a final de ese mes, el último grande del curso, el US Open. A partir de ahí, el calendario de Nadal es toda una incógnita, pero la idea es que seleccione al máximo las citas sobre pista cubierta para no dañar el estado de sus rodillas. Sería una estrategia similar a la empleada este año por Roger Federer que, conocedor de sus limitaciones sobre la superficie de tierra, decidió ausentarse desde el primero al último de los torneos que se disputan sobre polvo de ladrillo. Por lo tanto, la presencia de Nadal en Shanghái, Pekín, Basilea y París-Bercy, entre otros, es más que dudosa.

La tendinitis que sufrió Nadal en la rodilla derecha, que se reflejó en la final del torneo de Shanghái perdida ante Federer -la cuarta derrota del año ante este jugador-, y en su debut, y despedida, en la Copa de Maestros de Londres, con una evidente cojera en su partido ante el belga David Goffin -el 14 de noviembre, el último que disputó-, ha obligado a modificar su preparación en este comienzo de temporada. Se ha visto obligado a ausentarse del torneo de exhibición de Abu Dabi, en los tres últimos días del año pasado, y en el de Brisbane. El manacorí adujo que «todavía» no estaba «listo tras la larga temporada pasada». De este modo, por primera vez en su carrera llegará al Abierto de Australia sin haber disputado al menos un torneo previo. Nadal jugará el próximo miércoles una exhibición en Melbourne -el Tie Break Tens- tras descartar una el lunes 8 en Sidney.