La noticia ha provocado alivio a millones de admiradores del ex futbolista, de 46 años, cuya personalidad adictiva le ha provocado serios deterioros, ahora con el alcohol después de más de dos décadas de depender de la cocaína.

Su médico personal, Alfredo Cahe, aseguró hoy que Pelusa "está tomando conciencia de la gravedad de su cuadro" porque hasta hace pocos días "no tenía idea de hasta dónde lo llevó el alcohol".

"Está más comunicativo. Está aceptando las cosas, tomó conciencia de la gravedad de su estado, y lo estamos convenciendo para derivarlo a una clínica psiquiátrica el lunes o el martes. No se lo puede convencer en un día, él es muy especial", comentó Cahe, quien desde hace varias semana daba a entender en sus declaraciones que los principales problemas de Maradona son psíquicos.

"A partir de ahora, el principal tratamiento se centra en su adicción al alcohol", afirmó al reiterar que su recuperación de la hepatitis tóxica aguda que puso nuevamente en riesgo su vida es lenta pero firme.

Maradona está ingresado desde el viernes pasado en el sanatorio De los Arcos, de Buenos Aires, por una recaída de su hepatitis que lo mantuvo internado durante 13 días en otro centro asistencial.

El alta del sanatorio Güemes, el día 10 de este mes, se lo dieron los médicos por exigencia de Maradona, que horas después de alojarse en la casa de su novia Verónica Ojeda en la localidad de Ezeiza, anunció que el domingo (pasado); iría al estadio "La Bombonera" a ver el derbi Boca-River.

En ese ínterin, afirmó que había despedido a Cahe, quien se opuso a su salida de ese sanatorio.

Dos días antes de ese partido, agudos dolores en su abdomen obligaron a Cahe a entrar nuevamente en acción. Lo llevó a un hospital de Ezeiza para los primeros controles y horas después lo trasladó a la clínica De los Arcos.

El martes último, los médicos de este centro anunciaron que era inminente su alta hospitalaria, y Cahe la descartó inmediatamente.

El médico afronta la misma situación en 2004, cuando el ex jugador estuvo al borde de la muerte por una crisis cardiorespiratoria y, con el consenso de su familia y la intervención de la justicia, debió alojarlo en un neuropsiquiátrico.

Maradona no está en condiciones de tomar decisiones en estos asuntos, como en aquella ocasión, por sus trastornos psicológicos y psiquiátricos.

Las imágenes de su gol a los ingleses y las comparaciones con el que el miércoles marcó Messi al Getafe en la Copa del Rey, que hoy no tienen solución de continuidad en la televisión argentina, reubicaron a Maradona en su mejor contexto, el futbolístico.

Su realidad es otra ahora, casi diez años después de su retirada, un hecho que en octubre 1997 provocó inquietud sobre su futuro sin un balón en los pies. EFE