V oy a ir muerte a por el ascenso» fue la declaración casi de guerra que lanzó ayer José Carlos Granero en su presentación como nuevo técnico del Alicante. Seis partidos de liga regular y otros cuatro de promoción, si concluye entre los cuatro primeros, le separan del complicado propósito. Un brevísimo recorrido en el que «no hay margen de error» y que asume como «un reto personal».

Granero dirigió por la mañana su primer entrenamiento en Villfranqueza, su primera toma de contacto con la plantilla celeste. Admitió haber encontrado un grupo «bajo de moral» tras la despido del anterior técnico, Álvaro Cervera. «Es algo lógico después de la destitución de un entrenador», manifestó Granero, quien por ello centrará su trabajo en «incentivar el trabajo psicológico». Y es que con tan sólo un mes y medio de competición por delante el tiempo es mínimo para introducir nuevos conceptos: «sería un error intentar meter ahora mi idea de juego», comentó al respecto.

Restan tan sólo seis jornadas para alcanzar el objetivo de jugar la fase de ascenso y el Alicante es quinto a dos puntos de la última plaza de «play-off». Granero admite que «el margen es pequeño, pero sé a lo que vengo y la responsabilidad que tengo de intentar clasificar al equipo para la promoción y luchar por subir». Por ello, tras experiencias anteriores más a largo plazo como la del Hércules (el último equipo al que dirigió);, la situación ahora es «muy diferente» porque al Alicante llega a jugársela «partido a partido» y no pensando en un proyecto de una temporada. Y, en este sentido, apuntó que para su nuevo equipo «ya ha empezado la promoción». «No voy a plantearlo como una final, pero el margen de error es mínimo».

El técnico tiene una claúsula por la que renovará automáticamente si hay ascenso, si bien afirmó ayer que negociará su continuidad aunque suba al equipo a Segunda División.