El Real Madrid buscará su quinta victoria liguera consecutiva en la primera visita en partido oficial a Montilivi, ante un Girona con ilusión por reafirmar las buenas sensaciones dejadas ante el Dépor, en un duelo marcado por los tintes políticos ante la situación que se vive en Cataluña.

Pese a que durante toda la semana se ha especulado con la posibilidad de que el encuentro fuera suspendido debido a la compleja situación política que vive Cataluña, parece que finalmente el partido se jugará «con toda la normalidad». Así lo afirmaba el viernes el presidente del Girona, Delfí Geli, en declaraciones a TV3. En esa misma línea se manifestó la alcaldesa de Gerona, Marta Madrenas. Otra prueba de la normalidad con la que se disputará el encuentro es que Florentino Pérez, máximo mandatario del Real Madrid, ha confirmado su asistencia a la comida de directivas y al palco de Montilivi, que se espera que esté lleno hasta la bandera.

Marcelo regresa al «once»

En el plano deportivo,el Girona intentará poner fin a una racha de tres jornadas seguidas perdiendo en casa. En cuanto al once de Pablo Machín, las principales novedades pueden ser el central zurdo Marc Muniesa, ya completamente recuperado de su lesión muscular, y el delantero uruguayo Cristhian Stuani, que se perdió el encuentro contra el Dépor por acumulación de tarjetas. Por los blancos jugará Kiko Casilla, que seguirá cubriendo la baja de Keylor, y regresarán a defensa Varane, Ramos y Marcelo.

El Real Madrid llega a Cataluña sin su autobús oficial, centrado en lo deportivo tras aislarse de todo lo político que rodea su visita como uno de los grandes emblemas españoles. Zidane ha huido en cada comparecencia de esta semana de un tema que está convencido no afectará a lo que ocurra en el terreno de juego ni fuera de él, con la seguridad reforzada que acompañará al conjunto madridista. «No tiene que ser algo especial para nosotros. Hay mucho ruido, pero es un partido de Liga que jugaremos y vamos a pensar en ello, no en el contexto que le rodea», aseguró Zidane.

Machín, por su parte, aseguró que «la afición de Girona es súperrespetuosa, supercívica, y está deseosa de ver fútbol de Primera». También reivindicó que «no había ningún motivo para que hubiera tanta alarma», sobre una posible suspensión.