El ciclismo es un amor adolescente, un ligue de verano que termina cuando regresas a la ciudad para empezar las clases. Algo que te ocupa desde el mes de julio hasta principios de septiembre y al que guardas un grato recuerdo durante el resto del año. Sin que te sature, una sensación indescriptible de pantalón corto y tardes buscando sombra.

El pelotón de la Vuelta a España abandonó ayer Alicante tras dos días pedaleando por la provincia y el respaldo de la afición fue, una vez más, merecedor del maillot de regularidad. El golpe sobre la mesa del británico Chris Froome en la Cumbre del Sol de Benitatxell honró a este deporte, una exhibición sin titubeos que dio sentido a las horas de espera de una afición, la de Alicante, que se vuelca deportivamente a poco que se hagan bien las cosas. La afición por el ciclismo es una de las más sanas que se conoce; alejado del fanatismo cegador que impera en otras modalidades, el deporte de las dos ruedas engancha sin bufandas que excluyan. Precisamente ese halo de espíritu deportivo fue el que ha sobrevolado la provincia de Alicante durante el pasado fin de semana con el paso de la serpiente multicolor por multitud de municipios que han celebrado la visita de La Vuelta en olor de multitudes.

La etapa de ayer, que comenzó en Orihuela y terminó en Benitatxell, congregó a miles de personas por todo el litoral de una Costa Blanca más colorida que nunca.

Homenajes a oriolanos ilustres

En la salida, llamada «Orihuela, ciudad del poeta Miguel Hernández», se homenajeó al ciudadano más ilustre del municipio en el 75 aniversario de su muerte. No fueron los únicos reconocimientos que brindó Orihuela, ya que a Bernardo Ruiz, leyenda viva del ciclismo español, también le fueron concedidos honores por su victoria en la Vuelta de 1948. El deportista oriolano, además, fue el primer español en subir al podio del Tour de Francia (1952) y en ganar una etapa del Giro de Italia, en la edición de 1955. Asimismo, los jóvenes ciclistas Manuel Peñalver y Sandra Alonso, ambos también alicantinos, participaron en el corte de cinta, junto al diputado de Promoción Turística, el alcalde de la localidad y el director general de Unipublic.

La salida de la etapa de ayer también sirvió para que varios vecinos manifestaran con varias pancartas su descontento con la falta de limpieza y el abandono que sufre Orihuela Costa.

Salida en la edición de 2019

La Vuelta se despidió ayer de la provincia y, a falta de conocer si regresará el próximo año (todo indica a que no será así) se le espera en 2019, la 74ª edición, en la que la prueba partirá desde Alicante; lo que supondrá la sexta salida desde la provincia desde la fundación de la carrera en 1935. Benidorm es el municipio alicantino que en más ocasiones ha abierto la prueba, con tres (en 1964, 1987 y 2011). Calpe y la Dehesa de Campoamor (en Orihuela) completan la lista, con una vez en 1973 y 1977, respectivamente.

El serpenteo del pelotón ayer por todo el litoral alicantino es, sin duda, una de las imágenes que deja una Vuelta que hoy vive su primera jornada de descanso y a la que aún le quedan una docena de etapas. El tándem Alicante y ciclismo vuelve a cerrar con éxito un nuevo capítulo, culminado esta vez con un heroico Froome imponiendo su ley de campeón y con la lástima de no ver sobre el asfalto a un ciclista de la provincia. El ciclismo, una vez más, erizando la piel de la afición alicantina en las tardes de verano. Que nunca deje de hacerlo.