La convulsión generada tras la detención, la inhabilitación y posterior liberación de Ángel María Villar advierte un aire nuevo en el fútbol español, que contempla la puesta en escena de una temporada aún marcada por la marcha a Francia del brasileño Neymar y con el Real Madrid como enemigo a batir después del absolutismo implantado en los últimos tiempos por el Barcelona.

El ruido generado por los habituales rumores de fichajes, muchos de ellos sin consumar o la desmesurada inflación que ha invadido el mercado con el brutal encarecimiento de los jugadores, no ha arrinconado el efecto del terremoto sufrido por la Federación Española de Fútbol con la detención de su presidente Ángel María Villar, su hijo Gorka y el vicepresidente Juan Padrón, que estuvieron 11 días en la cárcel por presuntas irregularidades en su gestión.

En año de Mundial y con las fechas apretadas, LaLiga Santander 2017-2018, echó a andar anoche y sin Villar como autoridad del fútbol español después de que el Consejo Superior de Deportes decidiera su inhabilitación durante un año tras todo lo sucedido. Es Juan Luis Larrea, que fuera tesorero, el presidente vigente de la RFEF y el encargado de dar el trofeo de campeón al Real Madrid tras el título conquistado en la pasada campaña.

Y es el conjunto de Zinedine Zidane, reciente ganador también de la Supercopa de Europa, el rival a batir. El Real Madrid terminó con la dictadura impuesta por el Barcelona en las últimas temporadas y subrayó su poderío con la conquista, además, de su segunda Liga de Campeones consecutiva.

A falta aún de 12 días para el cierre del mercado de fichajes nada parece poder paliar la sacudida generada en el fútbol español por el adiós de Neymar. Por lo que supone para el Barcelona y por el efecto económico colateral que va a generar en el mercado.

Los 222 millones que el PSG ha pagado por el brasileño han inflado descaradamente el precio del resto de pretendidos. Los clubes tiemblan ante los precios fijados para otros jugadores, con menos cartel y calidad que Neymar y aún por contrastar.

El Barça es el principal damnificado. Ansioso por paliar el adiós de la estrella y de satisfacer a una decepcionada afición se topa con una negativa tras otra. El conjunto azulgrana, que cerró el pasado ejercicio con el título de Copa como consuelo, no ha podido lograr hasta ahora los refuerzos soñados. El adiós de Neymar debilita el potencial de un nuevo proyecto liderado por Ernesto Valverde, el flamante entrenador. El defensa Semedo y el regreso de Deulofeu son las únicas caras nuevas en el plantel. Tampoco el campeón ha protagonizado hasta ahora grandes desembolsos. Un año más, el Real Madrid echará a andar sin un galáctico de los de antaño. De los que agitaba el verano. La fortaleza económica del fútbol inglés y de otros clubes europeos en manos de jeques como el PSG, limitan el margen de maniobra de la entidad madrileña, otrora capaz de atraer cualquier objetivo entre ceja y ceja. El defensa Theo Hernández y el centrocampista Ceballos son las novedades en el plantel de Zidane, que cuenta también con los cedidos Marcos Llorente, Vallejo o Borja Mayoral. Más llamativos son los hombres que se fueron. Morata, James, Danilo o Pepe y Coentrao.

Víctor Marchín Vitolo fue otro de los nombres del verano y un hombre a tener en cuenta a lo largo de la temporada. Es el canario el gran refuerzo del Atlético de Madrid, impedido para reforzarse hasta enero por la sanción que le impuso la UEFA. El conjunto de Diego Pablo Simeone echará a andar sin caras nuevas en su plantel pero con Vitolo, cedido al Las Palmas, como valor seguro para el 2018 y a la espera de Diego Costa, empeñado en regresar al equipo rojiblanco.

La marcha de Vitolo ha nublado el panorama del Sevilla, que pone en escena un nuevo plan con Eduardo Berizzo al mando y sin el auxilio de Monchi como reputado cazatalentos. Jugadores destacados como Iborra, Rami, Mariano junto a Vietto, Jovetic, Kranevitter o Tremoulinas han dejado la entidad a la que han retornado Banega y Jesús Navas en compañía de Nolito, que regresa al fútbol español.

No son estos los únicos de vuelta a LaLiga Santander. El mexicano Guardado, que llega al Betis, o Sergio García, que retorna a su casa, el Espanyol, son algunos de los «hijos pródigos» con pasado en la Liga española que regresan de cara a la temporada 2017-2018 después de buscarse la vida en el extranjero.

El Villarreal y la Real, representantes en la Liga Europa que pretende también el Athletic desde la fase previa, quieren dar continuidad a unos diseños consolidados. La marcha de Valverde ha propiciado la llegada de Ziganda como responsable de los leones. El Valencia tiene un plan ambicioso para el próximo curso con el que enterrar los sinsabores de las últimas temporadas. Sin embargo, aún está por definir. Marcelino García Toral lleva el timón de un proyecto que aguarda aún refuerzos de postín.

El Celta, el Betis y Las Palmas, afectados por el efecto dominó en los movimientos de técnicos de un club a otro y el Alavés, son otros de los que echan a andar con caras nuevas en los banquillos de Primera. El adiós de Berizzo llevó a Juan Carlos Unzué, segundo de Luis Enrique, a Vigo; Quique Setién dejó Las Palmas, donde llegó Manolo Márquez, para hacerse cargo del Betis. Problemas personales alejaron a Mauricio Pellegrino del Alavés, que contrató a Luis Zubeldia para hacerse cargo de un plantel que ha perdido a 11 futbolistas respecto a la temporada pasada y que se ha tenido que regenerar.

El Málaga y el Deportivo confían en la mejoría que evidenciaron con la llegada en curso de Michel González y de Pepe Mel, respectivamente, que aspiran a evitar agobios como los del pasado año. El Leganés, el Espanyol y el Eibar pretenden asentar sus proyectos después del buen resultado general en el año anterior. El Levante, el Girona y el Getafe son los nuevos inquilinos de LaLiga Santander.