Raúl Alarcón no es un desconocido en el pelotón internacional, pero le ha costado demostrar su valía. Con 21 años debutó como profesional en 2007 con Saunier Duval. Tras dos años, la desaparición del equipo cántabro le obligó a recalificarse como amateur, categoría en la que corrió para CCN-Valencia Terra i Mar y Asfaltos Guerola-Valencia-Terra i Mar, con el que ganó la Copa de España en 2010. Tras dos campañas, volvió en 2011 al profesionalismo de la mano del equipo luso Barbot-Efapel. Luego corrió en el Louletano y, en 2015, fichó por el W52 Porto.

Portugal le abrió las puertas al profesionalismo cuando ya pensaba en colgar la bicicleta y el país luso le ha visto ahora coronarse como rey en su Volta. ¿Había soñado alguna vez con llevarse la «camisola amarela» de esta 79ª edición?

Ha sido un sueño hecho realidad. Además ganando dos días y siendo líder desde la segunda etapa hasta el final. Ha sido increíble. Tras un principio de temporada bueno trabajé duro en Navacerrada para ayudar al equipo a ganar la Volta. Veloso era en principio el líder y yo estaba preparado para todo. Desde el inicio me encontré bien, me vestí de amarillo y el equipo se dejó la piel por mí. Nunca podré pagar todo lo que han hecho. Cada jornada que pasaba me encontraba mejor. Disfruté el día a día, sin pensar más allá, y ahora soy el ciclista más feliz del mundo.

A pesar de ser extranjero la afición portuguesa supo valorar su potencial y también estuvo siempre de su parte...

Aquí me acogieron cuando llegué en 2011 como uno más, como un hijo y estos días se me ponía la piel de gallina cuando se coreaba mi nombre cuando estaba en el podio o en las cunetas de las carreteras por las que pasaba el pelotón. Sabía que me querían mucho, pero no de esta manera. Le debo mucho a Portugal. Si no por ellos igual ahora estaría dedicándome a otra cosa que no fuera el ciclismo. Pensé en colgar la bici, pero ellos me animaron a seguir y, ahora, soy el ganador de la Volta a Portugal 2017.

¿A qué se debe ese cambio de mentalidad a la hora de afrontar las carreras?

Yo siempre he trabajado para los demás y nunca pensé en mi lucimiento personal. Esta temporada, mi director me dijo que me preparara para ganar carreras en la primera parte de la temporada, que confiaba en mí. Llegué a sumar siete triunfos y eso me motivó para planificar a fondo para la Volta. Cuando me puse líder todo el mundo me ayudó y yo no defraudé a los que confiaban en mí.

Su ciclismo es como el de antaño. La calculadora del actual se ha quedado sin pilas en la prueba portuguesa...

Eso me dice la gente. En un tiempo, en el que se mide todo y nadie ataca, a mí me gusta hacerlo de lejos, como en la etapa de la Torre, con más de 50 kilómetros por delante antes de meta. Ese es ciclismo que hace vibrar al aficionado.

¿Seguirá corriendo en Portugal o tiene ofertas de equipos Protour?

Ahora estoy disfrutando de mi triunfo y ni siquiera sé cuando voy a regresar a Sax. Voy de televisión en televisión, de un homenaje a otro. El domingo hacemos el saque de honor en el estadio Dragao antes del partido del Oporto... Y no me he parado a pensar en mi futuro. Acabo contrato y el W52 Porto me lo ha dado todo. Les debo mucho. De todas formas, si viniera un equipo que participa en el Tour o la Vuelta me lo pensaría. Mi sueño es correr la ronda española. Voy a pasar mucha envidia estos días viendo al pelotón pedalear por Alicante, subiendo Xorret de Catí o las Cumbres del Sol.

Ahora va a correr algún criterium antes de terminar la temporada, ¿podría estar en la lista del seleccionador Javier Mínguez para disputar el Mundial de Bergen en Noruega?

Sería algo impresionante participar en el Mundial, aunque reconozco que no es fácil para un ciclista que compite en un equipo continental. Sería otro sueño hecho realidad y vamos a ver lo que sucede.