El Real Madrid cobró ayer una amplia ventaja para la vuelta de la Supercopa, el próximo miércoles en el Bernabéu (23.00 h.), tras derrotar al Barcelona de Valverde por 1-3 en el Camp Nou. Un resultado que se fraguó en una segunda parte llena de alternativas y polémica, en la que el conjunto madridista hizo gala de su letal pegada.

En la primera parte las fuerzas se mantuvieron equilibradas. El Barça, valiente pero ordenado, quiso hacer daño con las carreras de Deulofeu y Alba en la banda izquierda, con Messi (perseguido por Kovacic) y Suárez libres en la frontal. Los de Zidane se defendieron bien gracias a la compenetración de Casemiro, Ramos y Varane en las coberturas. Isco y Bale encararon una y otra vez a Aleix Vidal, desasistido y desbordado.

En pleno agosto y con la pretemporada aún por rematar, el encuentro se contagió de un ritmo bajo, con muchas imprecisiones en ambos bandos. El balón carecía de un dueño claro y empezaron a clarear espacios en el centro del campo.

En una jugada rápida de los de Valverde, Suárez tuvo tiempo de correr a la espalda de Varane, controlar en dos tiempos y rematar con la zurda, todo ello sin detenerse. Navas paró el chut del uruguayo.

Ter Stegen, que se atrevió a rasear balones comprometidos, sólo tuvo que sacar los guantes para repeler un intento de vaselina lejano de Kovacic y un remate centrado pero potente de Bale.

A los cuatro minutos de la reanudación, con medio estadio silbando a Cristiano mientras salía a calentar, una buena conducción de Isco permitió a Marcelo centrar al corazón del área. Piqué se lanzó al suelo para despejar pero midió mal y desvió el balón hacia su portería ante la media salida de Ter Stegen.

El gol estiró un poco al Barça y el Madrid pudo disfrutar de más metros libres para dibujar sus habituales contragolpes.

Deulofeu pudo empatar, pero, con poco ángulo, prefirió centrar al área pequeña, donde llegó tarde Messi. Un minuto después, Carvajal, liberado para remachar a la red un centro de Benzema, se topó con Alba, que se deslizó de manera acrobática para evitar el 0-2.

Entró Cristiano al campo y mientras el Barça se derretía, el Madrid crecía. El árbitro le anuló un tanto por fuera de juego poco antes de que señalara penalti tras una caída de Suárez ante Keylor. En el peor momento del Barça, Messi no falló e igualó la Supercopa.

El partido se volvió loco entonces. Ronaldo se sacó de la chistera un golazo que silenció el Camp Nou. Lo celebró quitándose la camiseta y vio la amarilla. Dos minutos después cayó en el área en un forcejeo con Umtiti y el árbitro le amonestó por dejarse caer. Fue expulsado. Con uno más, el Barcelona lo intentó sin acierto. Dejó muchos huecos en defensa y Asensio sentenció el partido, y puede que el título, con un zurdazo que envió el balón a la escuadra de Ter Stegen.