Cristiano Ronaldo (Funchal -Madeira-, 05/02/1985) invadido por la emoción, con lágrimas en los ojos y acompañado por su hijo, terminó por conquistar su segundo Balón de Oro, el que le reconoció como el mejor jugador del 2013, para entrometerse en el dominio del argentino del Barcelona Leo Messi, al que superó ayer en Zúrich y que había mantenido un absoluto dominio en los últimos cuatro años. Es, tras el que consiguió en el 2008, el segundo trofeo para Ronaldo, situado al lado de Pelé en el escenario del Palacio de Congresos de Zúrich y que superó en votos a Messi, que acabó segundo, y al francés Frank Ribery, que fue el tercero. Estancó la dictadura impuesta hasta ahora por del argentino, considerado el mejor de la época.

Obligado a permanecer a la sombra del argentino y a salir malparado en casi todas las comparaciones, Cristiano Ronaldo logró un consuelo en el Palacio de Congresos de Zúrich cuando el presidente de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, entregó el trofeo dorado al luso. Fue, de paso y tal vez de forma indirecta, un gesto de desagravio del mandatario del fútbol mundial. La manera en la que Blatter pudo reparar el daño generado por la burla pública que protagonizó sobre el jugador del Real Madrid en una conferencia en la que gastó su tiempo en parodiar al atacante luso y en mostrar su predilección por Messi.

Cristiano Ronaldo, que fue acompañado a la gala por su familia y que se dejó ver con su novia Irina y su hijo, puede respirar tranquilo. Un desahogo que dará sosiego al portugués, en ocasiones condicionado por el impecable trayecto de su adversario. El mundo del fútbol ha premiado al más destacado del año en una carrera sumida cada año en la indefinición y sin un baremo claro para determinar al merecedor del trofeo. A veces fue, como ésta, el sobresaliente del curso; en ocasiones, el mejor del mundo.

No obstante, méritos ha hecho para ello Cristiano Ronaldo, que ofreció una de las pocas imágenes emotivas y espontáneas de una ceremonia encorsetada. Con su hijo en escena y su novia Irina y su madre, conmovidas, no pudo soportar la intensidad del acto.

«No tengo palabras para describir este momento. Gracias a mis compañeros del Real Madrid y de la selección y a mi familia. Es un honor. Es muy difícil ganar este premio. Ha sido gracias a mi presidente y a muchas personas que están junto a mí. Quiero mencionar a Eusebio y también a mi novia y a mi hijo. Es un momento muy emocionante. No puedo hablar más», dijo con lágrimas en los ojos. «He sentido una gran emoción porque estaba mi madre y mi hijo, por eso he llorado. Estoy orgulloso y feliz», aseguró después. «Mi objetivo es escribir una página inédita en la historia del fútbol como uno de los mejores jugadores de siempre, ése es mi objetivo y estoy encaminado para ello», subrayaba después.

Los goles y un final de año excelso han devuelto a la cima a Cristiano, que se marchó de vacío de la temporada en cuanto a trofeos colectivos se refiere. El segundo máximo anotador de la Liga española, con 34 tantos, explotó en la segunda mitad del ejercicio. Fue el mejor artillero del año entrante tanto en la Liga como en la Liga de Campeones. Pero sobre todo guió a Portugal hacia Brasil con una actuación descomunal. Futbolista insaciable, logró un nuevo récord personal de goles en 2013 (69) y es líder del Madrid y referente de la selección lusa.