Miguel Ángel Cascallana y Juan Pedro De Miguel marcaron una época en el balonmano alicantino. Ambos coleccionan títulos de Liga, partidos gloriosos con la selección española y Juegos Olímpicos. Esta noche recibirán a título póstumo un merecidísimo homenaje en el Castillo de Santa Barbara por parte de sus compañeros y el mundo del balonmano nacional y alicantino. Será el primero de los reconocimientos, porque el segundo tendrá lugar mañana en el Pitiu Rochel en el descanso del encuentro internacional entre España y Finlandia, momento en el que la Federación Española les concederá a título póstumo la medalla de Oro al Mérito Deportivo. Sus compañeros tanto del añorado Calpisa como de la selección sólo tienen palabras de elogio hacia ellos. Los recuerdos se amontonan en sus retinas y todos coinciden en definirles no sólo como jugadores excepcionales, sino como personas que marcaron una profunda huella.

Mario Cabanas no duda en catalogar de «maestro» a Cascallana. «Lo conocí cuando yo tenía sólo 17 años y aprendí mucho de él porque jugábamos en la misma posición», señaló el mítico jugador del Calpisa. «Ese equipo era como una gran familia y se fraguó una profundad amistad entre todos». Sobre De Miguel, las buenas palabras prosiguen: «Era como un hermano, de las personas con las que más contacto tuve. Se fue demasiado pronto y fue un palo. Tenía un peculiar humor por el que todos le queríamos».

También Juan Muñoz Melo tuvo emocionantes palabras hacia ellos. «Los conocí siendo muy joven y tengo buenísimos recuerdos. Con Juan Pedro estuve dos años en Barcelona y luego en el Tecnisán. Han sido tan grandes como deportistas que como personas. Guardo recuerdos muy entrañables», afirma el exinternacional, que también acudirá esta noche a la cena homenaje en el Castillo en un acto que destilará emotividad.

Emocionado se quedó Poli al ser preguntado por su compañero de vestuario. «Todos los recuerdos que guardo de Cascallana y De Miguel son buenos. Han sido grandísimas personas y compartimos momentos muy buenos», afirma Poli, que también marcó una época en el balonmano alicantino. Fue uno de los integrantes del equipo que en la temporada 79-80 ganó la Recopa de Europa. Uno de los grandes del glorioso Calpisa que se también se deshace en elogios al recordar las figuras de Cascallana y De Miguel. «Todo el mundo se ha volcado en su homenaje, es algo justo a sus trayectorias», agrega Poli.

Nacho Novoa califica de «inolvidables» a Cascallana y De Miguel. «Fue la mejor época, la de Calpisa, fueron dos jugadores excepcionales. Alicante nos acogió a todos y fuimos una familia tanto dentro como fuera de la pista». «Hemos pasado por muchos equipos , pero en Alicante hicimos un gran nexo de unión con todos los aficionados. Fue muy fácil vivir y con los logros que conseguimos no teníamos excusa para irnos de aquí», agregó Novoa, que jugó como internacional 188 partidos. «Me alegro mucho por el homenaje que se les va a hacer porque han sido queridos por todo el mundo. Tenemos ilusión por que en Alicante se pueda tener de nuevo balonmano de élite».

Ningún sitio mejor que el Pitiu Rochel para realizar el acto. El recinto alicantino fue testigo de las grandes hazañas del Calpisa en su época gloriosa. Con capacidad para 2.500 personas se llenará el pabellón.

Juan Pedro de Miguel nació en Madrid pero a los once años se trasladó a vivir a Elda, donde empezó a practicar balonmano, deporte en el que compitió en los Juegos Olímpicos de Moscú (1980) y Los Ángeles (1984). También fue convocado para la cita olímpica de Seúl en 1988, pero una lesión en la rodilla le impidió participar en la competición.

Por su parte, Miguel Cascallana fue un extremo izquierdo que destacó por su potencia y ser especialista en los lanzamientos desde los siete metros. Sus mejores momentos los vivió en el mítico Calpisa, con el que se proclamó campeón de la Recopa de Europa en 1980. Esta noche, homenaje en el Castillo.