Christian Minardi (Ravenna, Italia, 1975), llegó al Eldense el 7 de enero como entrenador de porteros de la mano del polémico grupo inversor italiano y fue despedido por la gestora del club azulgrana el 4 de abril, tres días después del escandaloso 12-0 frente al Barça B y tras la detención de cinco personas -dos jugadores, dos técnicos y el representante de los inversores- por el presunto amaño de partidos en una trama de apuestas ilegales.

Transcurridas tres semanas desde el bochorno del Mini Estadi y la consiguiente operación policial, Minardi rompe su silencio para asegurar que es «una víctima del caso», para señalar a los jugadores como únicos responsables -con alguna sospecha sobre el entrenador- y desligar el asunto de la mafia. «Se vendieron varios futbolistas del Eldense. No creo que la mafia esté detrás; he vivido once años en el sur de Italia y sé que la mafia actúa con métodos mucho más duros», asegura.

Es la primera vez que un ex miembro del cuerpo técnico del Eldense se pronuncia abiertamente sobre el escándalo que acabó el pasado día 4 con la detención de cinco personas por corrupción entre particulares y pertenencia a organización criminal para el arreglo de partidos y el enriquecimiento ilícito mediante apuestas deportivas.

Los detenidos fueron el representante del grupo inversor italiano Nóbile Capuani; el primer y segundo entrenador del equipo (Filippo di Pierro -también transalpino- y el almeriense Fran Ruiz) y los jugadores Nico Chácer y Mickey Fernández, el de «las lágrimas de cocodrilo» en Barcelona. El juez los puso en libertad con cargos por el presunto amaño de cinco partidos del Eldense, en los que las apuestas oscilaron entre 200.000 y 500.000 euros en cada uno de ellos en el mercado asiático.

«Empecé a ver cosas raras en marzo cuando ya se escuchaban rumores en el vestuario», explicó ayer Minardi a este diario en un castellano más que correcto tras cuatro meses en Alicante. «En una serie de partidos seguidos el equipo siempre encajaba un gol antes del minuto 20. Eso puede ser normal en uno o dos encuentros, pero no en cinco seguidos», precisó.

Además, el entonces entrenador de porteros destaca que la mayoría de tantos que recibía el Eldense partían de la misma jugada: «Entré al vestuario a preguntar por qué siempre los mismos goles: a balón parado, marcajes blandos al contrario, centros verticales y defensores lejos del rematador». Pero no obtenía ninguna respuesta.

«Si te fijas en las imágenes», añade este técnico de 41 años que ha trabajado en la serie B italiana con el Noccerina, «ocho de los 12 goles encajados ante el Barcelona B son prácticamente iguales».

El preparador no sólo tiene la convicción de que, al menos, «dos o tres jugadores» del Eldense estaban implicados en los presuntos amaños. También cree que participaron jugadores de otros equipos y se refiere, en concreto, a los del Cornellà, en su duelo con los azulgranas en tierras catalanas el 19 de marzo (3-1). «Escuché a varios de nuestros jugadores que hablaban de que un rival les pidió que no marcaran en la primera parte porque no tocaba entonces», indicó.

Minardi también recela por el hecho de que el entrenador del grupo italiano, Di Pierro, cambiara de un día para otro, en apenas unas horas, la alineación titular con la que había ensayado el día antes. «No es normal tampoco que un técnico haga estas cosas y que pierda por goleada partido tras partido y siga tan tranquilo», puntualiza el preparador, que se considera «una víctima» del escándalo que dio la vuelta al mundo.

«He perdido mi salario y mi trabajo por este asunto y necesito limpiar mi imagen», se lamenta Minardi, que también defiende la «completa inocencia» de otros dos jugadores del Eldense que fueron despedidos tras la operación policial: Alessandro Zanier, el portero del 12-0, y el centrocampista Nicola Muratore, igualmente italianos.

«Tenía una oferta para trabajar este verano para la Fiorentina en China, pero se me ha ido al traste por todo este asunto», recalcó el preparador, que abogó del mismo modo por la inocencia de Capuani, presunto «cabecilla» de la trama: «No creo que tenga ninguna implicación porque más de una vez entró en el vestuario indignado a pedir explicaciones por el caos del equipo y por la misma forma de perder un partido tras otro».

Minardi asegura que conoció a Capuani en julio pasado cuando trabajaba para otra escuadra de la serie D en la Toscana, el Poggibonsi, y que no tenía noticia de las extrañas prácticas de este grupo inversor italiano cuando el año pasado se hizo cargo del Jumilla, también en Segunda B.

Y si Capuani tenía sospechas de los posibles amaños, ¿por qué no lo denunció o cambió al técnico? «Porque no vería posibilidades de salvación del equipo y no quería asumir más costes», responde.